Es cierto, "perplejismo" no vale, pero cualquiera se imagina lo que podría significar. Aquello que nos deja dudosos, inciertos, irresolutos y confusos que diría la RAE, o perplejos si la palabreja viviera entre nosotros. Así nos apuntamos a lo de inventar a beneficio de inventario, que no son la misma cosa según la misma autoridad.

Lunes, 12 de septiembre. Dos españoles acceden al Congreso por la puerta de Internet y seleccionan a quince diputados contrarios al gobierno y domiciliados en @congreso.es, para comunicarles que han descubierto incumplimientos flagrantes de la Ley Electoral en las informaciones oficiales sobre las generales del 20D, y que eso podría ocultar irregularidades. Adjuntan un documento de ochenta páginas con las pruebas y les piden que actúen ante la Justicia, que a estas alturas de no gobierno es lo único que nos queda.

Miércoles, 14 de septiembre. Las portadas de los dos periódicos más leídos en España dicen "La sucesión de escándalos limita las opciones de gobernar del PP" y "La corrupción resta margen al PP para formar gobierno", respectivamente. A las diez de la mañana ya han cambiado las pantallas, quizás porque se han dado cuenta de la coincidencia, pero los papeles, imborrables y crueles, siguen en los kioscos acusando a un partido del que nadie quiere contagiarse.

Jueves, 15 de septiembre. Triunfan en las redes los mejores cinco segundos de la próxima fiesta de la democracia. Un ciudadano se acerca a la urna transparente, el presidente de la mesa dice "Vota", introduce su decisión por la ranura y va cayendo rota en mil tiras, como los contratos incumplidos que destruyen las trituradoras de papel en las oficinas. No se lo pierdan. Con la otra mano, mientras, consulto el correo electrónico. Ninguno de los quince parlamentarios ha dicho ni gracias. Entonces regresa el recuerdo de los tiempos de Franco, cuando los políticos solo hablaban con los vendedores de porteros automáticos.

Domingo Sanz