Ha sido tanta la indignidad y tanta la indignación y tanta la presión, hasta dentro del propio PP, que al exministro Soria, el que hubo de dimitir tras comprobarse su implicación y sus mentiras en los papeles de Panamá, no le ha quedado otra que renunciar a ese extraordinario cargo de director ejecutivo en el Banco Mundial, con 20.000 euros mensuales, que Rajoy le había proporcionado con alevosía, mientras firmaba el pacto contra la corrupción y por la regeneración democrática con los de Ciudadanos, aunque al final la farsa no sirviese para nada.

Todos los partidos habían alzado su voz y su protesta contra este nuevo y lamentable ejemplo de puertas giratorias al servicio de los políticos que por unas u otras causas han de abandonar la poltrona. Ha sido Podemos el autor de esta lograda metáfora de las puertas que se cierran a la par que otras se abren, con las que se ha arremetido contra el PP y los desvergonzados privilegios que Rajoy no solo mantiene, sino que incrementa a favor de la clase política y económica. Es notable que al respecto haya sido desde la Junta de Castilla y León desde donde más y más duramente se ha criticado tanto el cargo que se había proporcionado a Soria, como la forma en que se había hecho. Rosa Valdeón, la vicepresidenta regional, había calificado el asunto de vergüenza ajena. Y dentro del PP eran muchos los que sostenían públicamente el error de su partido.

Soria lo deja ahora, antes de tomar posesión, pero sin duda que otras puertas se le abrirán más discretamente. Para Rajoy ha sido un palo más, después del fracaso de su investidura y un baldón que añadir a su triste currículo como jefe del Ejecutivo, aunque ahora sea en funciones, lo que hará mermar sus posibilidades de llegar a formar Gobierno en octubre, si es que le resta alguna. Ni su compromiso contra la corrupción es creíble, aunque puede que todavía lo crea Rivera, el de C's, si es que así se lo mandan, ni sus ostentosas cifras macroeconómicas se ajustan a la realidad. Sigue hablando de que salvó a España del rescate, pero nunca se refiere al rescate de los bancos, que seguramente había que hacer, pero del cual a estas alturas solo se ha recuperado para el erario público una mínima parte, algo más de 2.000 millones de los más de 50.000 invertidos. Son cosas que se van sabiendo.

Con todo esto, Sánchez parece haberse envalentonado con la posibilidad de un Gobierno alternativo de cambio y progreso si el rey le diera su confianza para una nueva investidura, si bien para ello habría de acudir a la cita real con los deberes hechos y los números garantizados. El candidato socialista ha iniciado sus contactos, el primero con Rajoy, por teléfono pues era un encuentro que nada aportaba por cuanto los dos siguen manteniendo férreamente sus posturas originales, pero lo cierto es que por más que lo intente se puede apostar porque no lo logrará, dado que C's será obligado a cerrarse en banda y a no prestar ningún apoyo, ni siquiera la abstención. Y se vuelve pues a lo de siempre: o Rajoy consigue en octubre la investidura con apoyo nacionalista o elecciones en diciembre.