Bienvenida la noche para quien va seguro./ Y con los ojos claros mira sereno el campo,/ y con la vida limpia mira con paz el cielo, su ciudad y su casa, su familia y su obra.

(Claudio Rodríguez: "Alianza

y Condena")

Recientemente, con el discreto silencio social que le acompañó durante toda su vida, falleció en Zamora Miguel de Unamuno Pérez.

Nieto de don Miguel de Unamuno, era consciente de que con el apellido había heredado también la "sangre espiritual" que le imponía obligaciones éticas, que se manifestaban en la honestidad profesional e intelectual de las que dio prueba durante toda su vida.

Su formación estaba impregnada del espíritu que vivía en su propia casa. Era una persona culta, responsable y generosa. A su prodigiosa y brillante inteligencia unía una inmensa capacidad de trabajo. Solo así se explica el hecho de que, durante años, compaginara su labor profesional con la dirección del Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo.

Mención aparte merece su infatigable labor en el campo de la cultura. Hay que reconocer que Miguel de Unamuno Pérez supo implicar a un grupo amplio y plural de intelectuales, profesionales, empresarios y líderes del mundo sindical y político para impulsar numerosos proyectos en nuestra ciudad. Gracias a su iniciativa y decisiva intervención se repatriaron a Zamora las esculturas de Baltasar Lobo y consiguió ubicar en nuestra ciudad la sede del Museo Etnográfico de Castilla y León.

Es un deber, a mi juicio, de lealtad y veracidad con la historia reciente de nuestra ciudad afirmar que durante muchos años, en condiciones no fáciles, supo impulsar el diálogo como el más útil camino para alcanzar la convivencia ciudadana.

Al dolor de su pérdida se une una muy profunda preocupación, pues no son pocas las dificultades que corre y atraviesa la cultura en Zamora. Hacemos público nuestro propósito y compromiso de defender la integridad del patrimonio, fomentar la actividad cultural poniéndola al servicio de todos los ciudadanos. Recoger este legado y conservar el espíritu que le orientó será el mejor testimonio de que Miguel de Unamuno Pérez nos honró a todos los zamoranos con su vida y su obra.

Me adhiero con honda pena a los numerosos testimonios ya publicados. Es mi deseo que no querría ocultar todo lo que le debemos los zamoranos y resaltar su condición de persona de bien. Admirador y conocedor de la naturaleza de nuestra provincia, con renovada ilusión disfrutaba caminando por el campo o recorriendo las montañas de Sanabria.

Somos muchas las personas que nos sentimos orgullosas de haber contado con su amistad.

En su nombre y en el mío propio quiero que sean estas líneas la más fiel expresión de su dolida ausencia.

"Sit tibi terra levis!" ("Que la tierra te sea leve")

(*) Sanabrés, profesor en la

Universidad de Bonn, Alemania