Entre las deidades menores de los griegos se encontraban los vientos, unos desfavorables para los humanos y otros propicios o regulares, entre los que se encontraba el dios del frío viento invernal Bóreas. Su representación más frecuente es la narrada en "Las Metamorfosis de Ovidio": El secuestro de la princesa Oritia, hija de Erecteo, mientras ésta jugaba con el río Iliso para hacerla su esposa y con ella concebir a sus hijos. Bóreas, hijo del titán Astreo, es el viento frío del norte por su fuerza y su carácter violento. Con su llegada se iniciaba el invierno. Sufrió una metamorfosis convirtiéndose en caballo; con esta forma tuvo descendencia, unos potros tan ligeros que apenas rozaban la tierra y el agua por la que pasaban.

El dios del viento invernal, alado, con barba y cabello helado y una túnica, acompañado de varios amorcillos jugueteando con bolas de nieve, secuestra a la princesa ateniense, a la que traslada a su tierra, Tracia que para los griegos era la región fría por antonomasia.

Pedro Pablo Rubens fue uno de los máximos exponentes de la pintura barroca surgida en el siglo XVII. Este magnífico artista influyó notablemente en corrientes posteriores debido a su uso del color y su habilidad para mostrar pliegues y cuerpos en movimiento.

Igualmente destaca por su polifacética trayectoria, de la cual aún se conservan más de mil quinientas obras.

El cuadro "Bóreas rapta a Oritia", realizado por Peter Paul Rubens en 1620, se encuentra en la Academia de Bellas Artes de Viena.