Imputaciones por supuesta administración desleal en la gestión de Caja España, condenas por prevaricación, mucha ceguera cuando conviene y falta absoluta de ética y respeto a los ciudadanos son las señas de identidad de la Diputación provincial en Zamora.

La "herencia envenenada" que el señor Maíllo dejó en Zamora tras su bochornoso paso por la institución ha echado raíces, caldo de cultivo de corruptelas y clientelismos políticos que necesitan ser extirpadas con urgencia. Inadmisible sigue siendo que condenados como el diputado Ángel Prada Barrios siga erigiéndose como representante de los zamoranos en la institución provincial, mientras la "heredera" de Martínez Maíllo, Mayte Martín Pozo, mira hacia ningún lado y echa balones fuera. Pues bien, señora presidenta, esto sucede en su propia casa, sin que usted pida, de una vez por todas y de manera pública y clara, la renuncia del que hasta hace unos pocos meses era compañero en su propio partido.

Un compañero que situó en las listas el presidente del PP provincial, encumbrado desde hace unos meses como flamante vicesecretario de Organización del Partido Popular, y que, casualidades de la vida, también se ha visto salpicado por supuesta administración desleal en la gestión de Caja España. Está claro que en partidos como el PP lo que se premia son las conductas deshonrosas, que abochornan, o al menos deberían, al resto de políticos que estamos tratando de trabajar y conseguir que nuestra provincia no se convierta en el desierto al que le ha abocado las décadas de Gobierno provincial del Partido Popular.

Porque este y no otro es precisamente el caballo de batalla al que se enfrenta nuestra provincia a diario. La despoblación, el paro y la emigración juvenil, que con sus nefastas políticas los distintos equipos de Gobierno de la Diputación provincial se han ocupado de propiciar durante años. Estos y no otros deberían ser los enemigos a batir de los políticos populares, que tiritan cada vez que temen perder sus sillones en una institución que ha demostrado con creces su ineficacia y que se ha convertido en coladero de imputados y condenados por corrupción.

Ya es hora de dejar de utilizar las instituciones públicas como pesebres donde colocar a los miembros del partido y afines con cargo al presupuesto público, y preocuparse de una vez por todas de lo que importa. Nuestros jóvenes necesitan oportunidades para no abandonar la provincia, nuestros vecinos servicios educativos de calidad y apoyo a la sanidad rural y nuestros emprendedores ayudas y apoyos decididos. Y eso es justamente lo que pedimos desde Ciudadanos, y por lo que trabajamos en las instituciones en las que ya tenemos representación. De clientelismos políticos y corruptelas saben otros que llevan décadas aprovechándose de nuestra maltrecha provincia.

(*) Coordinador de la agrupación provincial de Ciudadanos