Que no, que el machismo no se ha desterrado del todo, que todavía son legión los machos de palabra, más que de otra cosa que también empieza por "p", machitos que nos siguen viendo a las mujeres como oscuros objetos de deseo y nada más. Hombres que, a la vista de una mujer de bandera, solo piensan en lo mismo y lo mismo se llama sexo, aunque ellos sean unos incapaces o cortitos, que de todo hay en viña tan concurrida. Machos hay que se rinden a la evidencia y empiezan a desterrar de sí mismos y sus comportamientos ciertos hábitos y costumbres nada recomendables en estos tiempos de paridad y vindicación permanente de la igualdad de sexos a través del seso y del tajo nuestro de cada día. Pero, los otros, los que se "ponen" simplemente viendo a una mujer o echándole imaginación a la vista de una escoba, siguen dando al traste con las nuevas reglas del juego hombre-mujer.

Son unos inadaptados. No se amoldan a los nuevos tiempos y entre miradas libidinosas y comentarios estúpidos y fuera de lugar lejos de progresar adecuadamente, suspenden en esa materia que en España muchos hombres se niegan a aprender o aceptar con lo bien que les vendría, más que nada para no ponerse en evidencia incluso entre los de su especie. Porque los de su especie los rechazan abiertamente aunque en un principio contemporicen. Esos lerdos son los que no entienden que también puede haber amistad entre un hombre y una mujer, esos lerdos son los que siguen creyendo que los niños con los niños y las niñas con las niñas. Y no toleran el cambio de rol, que los niños jueguen con muñecas y las niñas con coches dirigidos, con los indios y americanos de "Comansi" o con los fornidos "Geyperman".

Me contaba un amigo, recién separado, que salió una de esas calurosas noches que nos han venido acompañando con una vieja amiga a tomar algo y charlar de lo que se terciara, todo en el mejor plan que imaginarse pueda, conociendo a mi amigo me lo creo, cuando se encontró con un conocido que, a la vista de la hembra y conocedor del divorcio, lo primero que le espetó, con ese tonillo tan desagradable que emplean estos enteraos que creen saberlo todo: "Qué, ¿hay plan esta noche?". Yo no sé a usted, pero a mí estos me dan asco, como me da asco ese machismo endémico que padecen tantos españoles de cincuenta para arriba y, algunos también de cuarenta, que ven a las mujeres como burras de carga, procreadoras y poco más. Todavía no se han enterado de que estamos dotadas de inteligencia.

Mis mejores amigos son hombres, jamás ha habido un sí es no es subido de tono con ellos. Compartimos la palabra, preciado don que le ha sido dado al hombre para establecer vías de entendimiento, proyectos e ilusiones y cada uno para su casa. Pero no le cuente eso a estos machos que, desgraciadamente, abundan en la sociedad española. Deberían estar proscritos. Desgraciadamente siguen encontrando el "quórum" necesario. Y lo que más molesta, lo que más duele es que, entre su público, hay mujeres que les ríen las gracias. Dios los cría, y ellos se juntan.