El Ministerio de Agricultura va a elaborar un macroestudio sobre la rentabilidad de las explotaciones agropecuarias en el país, documento que servirá para fijar la política de ayudas e incentivos al campo en los próximos años. En el informe sobre el subsector del ovino, Zamora va a ser la referencia nacional, concretamente veinte explotaciones serán analizadas a fondo para conocer su organigrama de gestión y su balance económico. La elección de la provincia zamorana por el Magrama para conocer el presente desde dentro de la ganadería ovina no es una casualidad, supone el reconocimiento al buen hacer de un subsector que se ha convertido en emblema provincial y en referente de la economía regional.

Los datos dan idea de la importancia de la ganadería ovina en una provincia que cuenta con más de 700.000 ovejas con derecho a ayudas de la Política Agrícola Común (PAC) y que se ha convertido en la mayor productora nacional de leche de oveja, con más de 100 millones de litros al año y quien más corderos abastece a la indicación geográfica protegida (IGP) Lechazo de Castilla y León. Esta cabaña abastece de materia prima a la denominación de origen Queso Zamorano, un marchamo ya consolidado, pero aún con un enorme margen de crecimiento después de que haya decidido modificar su reglamento para posibilitar que se incremente el abastecimiento de leche.

Zamora fue pionera nacional en los años ochenta y primeros de los noventa en la constitución de cooperativas de ganaderos de ovino. Hasta una veintena se pusieron en funcionamiento, principalmente para la comercialización de leche amparada por la firma de contratos con empresas queseras, una novedad entonces. La necesidad de concentrar la oferta para conseguir mayores precios obligó a la fusión de entidades asociativas, quedando en la actualidad un puñado de agrupaciones, muchas de las cuales trabajan en común para llegar a los mercados nacionales e internacionales.

El Consorcio de Promoción del Ovino, con sede en Villalpando, es la entidad asociativa del sector más grande de Europa con cerca de 800 explotaciones que suman más de 450.000 ovejas y una facturación que se acerca a los 90 millones de euros. Pretende convertirse a partir de 2017 en una cooperativa única de primer grado que dará numerosos servicios a sus socios y que tiene como objetivo llegar a 2020 con una facturación de 220 millones de euros.

Los ganaderos de ovino de Zamora han roto en las últimas décadas la imagen de inmovilismo y aislamiento que desde siempre se ha achacado a esta actividad pecuaria. No se han conformado con conseguir precios dignos de la leche y los lechazos, han intentado ir más allá y en algunos casos han logrado cerrar el ciclo, convirtiéndose en industriales queseros. Han sido la clave para lograr las dos calificaciones de calidad ligadas al sector: DO Queso Zamora y la IGP Lechazo de Castilla y León.

El sector no lo tiene todo hecho, tiene ante sí grandes retos como la modernización para conseguir el ajuste de costes, que hagan posible la rentabilidad en un mercado cada vez más competitivo y global. La ganadería extensiva sigue teniendo salida, pero pierde fuerza respecto a la intensiva, que se está imponiendo, gracias a importantes inversiones. En el caso de la primera se mantiene pendiente la resolución de la lucha eterna con el lobo. La clave, en todo caso, la tiene la Junta de Castilla y León que ha de arbitrar, de una vez por todas, un mecanismo que resuelva el conflicto permanente fijando indemnizaciones justas por las pérdidas en los rebaños y que contemplan también compensaciones por los daños "colaterales".

Los ganaderos necesitan apoyo de las administraciones para modernizar sus explotaciones. La experiencia que llevaron a cabo algunos en los años ochenta y noventa de transformar su leche en queso y que dio algunos resultados excelentes, tiene que ser reeditada, más ahora que podría fijar población joven en el ámbito rural. La Junta tiene que comprometerse y fijar ayudas especiales para el cierre del ciclo con el objetivo de apoyar la transformación de pequeñas explotaciones en queserías.

No hay sector que defina mejor en la actualidad la economía de Zamora que el ovino. Es un ejemplo de cómo se puede mantener la estructura tradicional de las explotaciones y, a la vez, apostar por la imprescindible renovación que conduce al cierre del ciclo productivo. Esta provincia es un referente nacional en producción de leche de oveja, pero también lo es en quesos y en carne de lechazo. El esquema sirve para otras actividades agropecuarias que deben aprovechar la calidad de sus materias primas para la transformación en alimentos amparados por marchamos de exquisitez.

El estudio del Ministerio de Agricultura, seguro, sacará a la luz el dinamismo de una actividad que ha trabajado con gran intensidad, y en silencio, en los últimos años. Quizás lo que todavía le falte a la profesión de ganadero de ovino sea el reconocimiento provincial y el amparo social por una labor impagable, la de producir alimentos.