Como se esperaba, el rey, tras sus encuentros con los candidatos de los partido parlamentarios, ha encargado a Mariano Rajoy la formación de Gobierno. Pero el presidente del Gobierno en funciones, si bien ha aceptado, porque otro remedio no cabe, ha puesto una condición: que solo irá a la investidura si encuentra los apoyos suficientes, reiterando lo expuesto meses atrás. Algo que ha dejado perplejos al resto de las fuerzas políticas, pues la postura de Rajoy no es acorde con la Constitución.

Porque el encargo del rey es más que eso, es en realidad: un mandato, y según lo expuesto en la Carta Magna de forma textual o casi, el paso siguiente, es la sesión de investidura. Algo que Sánchez y Rivera han recordado de inmediato al candidato designado. Por cierto, que la que no parecía muy enterada del asunto cuando se la preguntó al respecto es Ana Pastor, la recién elegida presidente del Congreso, que se verá entre la espada y la pared si Rajoy mantiene su ambigüedad.

Y es que el PP sigue estando solo, con sus 137 escaños, sin que nadie quiera apoyarle a seguir en la Moncloa. Recurre Rajoy, como siempre tras los dos triunfos electorales seguidos, a eso de que los españoles quieren que sean los populares quienes gobiernen, olvidando que, por el contrario, hay más de un 70 % que rechazan tal posibilidad, según los reiterados datos de las urnas. Ahora, solo le queda que ofrecer el oro y el moro a unos y otros, a la desesperada, aunque la desconexión de Cataluña se haya interpuesto en sus insólitas relaciones con los nacionalistas, un caladero muy caro.

Así las cosas, y teniendo en cuenta que de ninguna manera, diga lo que quiera, puede hurtarse Rajoy a la sesión de investidura, tenga o no respaldos, todo parece destinado en principio al fracaso, dada la postura del resto de los partidos, que no varía. Solo cuenta con la abstención de Ciudadanos en la segunda sesión, pero ello seguiría siendo igualmente insuficiente. Y si Rajoy falla en su intento de investidura, como ya le pasara antes a Sánchez, el rey podría volver a encargar la formación de Gobierno al líder socialista, que tampoco tendría más opciones que las representadas por Podemos. Pero como le ocurre al PP, la postura del Parlament catalán, haría casi imposible seguir adelante.

Sánchez no ha querido manifestarse tras su reunión con el monarca acerca de si estaría dispuesto a asumir una nueva sesión de investidura, aunque es seguro que cumpliría fielmente y sin condiciones el mandato de Felipe VI. Lo deja en el aire. Pero lo que si ha aclarado, una vez más, es que el PSOE votará en contra de Rajoy en todas las circunstancias. Y en esta ocasión no precisó aquello anterior de " a día de hoy", lo que parece dar a entender la firmeza de la decisión tomada, aunque tampoco se puedan olvidar anteriores manifestaciones suyas asegurando que no habrá terceras elecciones.

Queda Ciudadanos, cuyo voto a favor persigue obsesivamente el PP pues sería suficiente para formar Gobierno, pero Rivera, si ahora no cambia de opinión, que todo puede ser, ha sido muy claro pidiendo la retirada de Rajoy y la designación de un nuevo candidato para desbloquear la situación.