Dicen que las buenas o las malas noticias no vienen solas, y así es en España, ahora mismo, donde el Gobierno en funciones recibe con alborozo la prórroga de Bruselas para cumplir con el déficit previsto, y lo que es mejor: la condonación de la fuerte multa con la que se amenazaba por el incumplimiento, y de inmediato se encuentra con que, una vez más, el Parlament de Cataluña hace caso omiso del Tribunal Constitucional y aprueba por gran mayoría la continuación del proceso secesionista emprendido -PP, PSOE y Ciudadanos no participaron en la ilegal votación-, la desconexión que dicen los de la independencia pretendida. Que no es la única desconexión.

Son los coletazos políticos de julio, que se dejan sentir. Por fortuna, solo eso, porque al lado, en la Europa unida, el mes deja nuevas huellas de su carácter sangriento, sea por el calor o por lo que sea. El caso es que Alemania y Francia han vuelto a vivir horas de horror, con la matanza de Múnich, aunque no haya tenido raíces terroristas, según parece, y con el asesinato de un cura francés por fanáticos asesinos del EI, que sí las ha tenido. Eso es peor; aquí todo se reduce al bloqueo que se presenta a la hora de la nueva investidura. Al PP se le ha acabado ya la euforia del 26J y Rajoy los tiene de corbata.

Porque no encuentra apoyos por ningún lado y, si la situación se prolonga, la investidura, si es que el rey se la encarga al PP y si Rajoy no vuelve a dar la espantada, no está garantizada en absoluto, lo que tampoco supone que más adelante, cuando llegue septiembre, en un nuevo acto del reiterado sainete que antes protagonizaron con mala fortuna PSOE y Ciudadanos, pudiera hallarse una solución de emergencia a base de abstenciones que permitieran un Gobierno con una mayoría de 137 escaños, que duraría menos que un caramelo a la puerta de un colegio.

La realidad es que aquí nadie cede y nadie encuentra razón para hacerlo, ya ni siquiera se sueltan eso de por el bien de España. El candidato socialista, Sánchez, insiste en su rechazo total y Rivera se mantiene en lo anunciado, en la abstención pero no más. Ni siquiera a eso, a abstenerse, están dispuestos quienes fueron sus valedores días atrás en las Cortes, PNV y Convergencia, que reiteran que votarán siempre no a una investidura del líder del PP, aunque ya se sabe que no es gente creíble, por ser políticos y por lo ocurrido días atrás en la constitución de las Cortes. Pero la desconexión de Cataluña se lo pone todavía más difícil a Rajoy, que aprovecha todas las ocasiones y trata de revertir la situación a favor con el apoyo en este indiscutible asunto de los líderes del PSOE y Ciudadanos.

Total que si las cosas ya estaban mal ahora parecen estar peor. Sánchez exige a Rajoy una solución, pero ya, en el asunto de Cataluña. Ciudadanos se agarra además a la acusación judicial al PP por el caso Bárcenas y asegura que Rajoy no puede ser investido sin explicar antes en el Congreso su relación con el extesorero popular, cuyos juicios, por cierto, se iniciarán en octubre, lo que hace más acuciante al PP el conseguir formar Gobierno, antes que la corrupción vuelva a la actualidad.