Las calles de Zamora dan pena e incluso asco. Están echaditas a perder de suciedad. Toca levantar el índice acusador y no solo para señalar al Ayuntamiento, que también, por supuesto que los vecinos tenemos buena parte de culpa. Pero, vayamos por partes. Porque a este Ayuntamiento, en cuanto se le exime de algo, se le olvidan sus obligaciones, y una, fundamental, sobre todo durante la canícula, es tener las calles limpias y no solo de lo que arrojan los desaprensivos y vagos a los que tanto cuesta alargar el brazo hasta la papelera.

También hay que regar las calles y echarles jabón o cualquiera que sea el producto que se venga utilizando. Así se evitaría que se agrande la "riada de suciedad en Sagasta" como recordaba ayer nuestro periódico y tantas y tantas "riadas" de mierda, en tantas y tantas calles de Zamora que aconsejan una visita urgente del responsable de estos menesteres.

Hay que desratizar, "descucarachar" y limpiar convenientemente las vías públicas para evitar la proliferación de estos bichitos y los malos olores y resbalones que la grasa acumulada propicia. En lo tocante a jardines, ¡ojo al dato!, porque hace unos días pude observar cómo una señora muy amable, profesora ella, regaba los jardines situados frente a la tienda de su hija. "Están secos", me comentaba como respuesta a mi pregunta, y "mal cuidados". No le faltaba razón. El caso es que se cambian cada poco las plantitas, los pensamientos por geranios y estos por petunias, pero de poco sirve si a renglón seguido no se les presta la debida atención.

A las riadas de suciedad que anegan las calles, hay que añadir la que aportan palomas y golondrinas. Pero, ¿de verdad no piensa el alcalde, que parece encastillado en su despacho oficial con síndrome como aquel que llamaban de La Moncloa, darse una vueltecita por donde puede y debe para comprobar que eso es así y de esa forma entender mejor el cabreo vecinal? Hay reuniones de vecinos de inmuebles y comercios afectados por los excrementos de estos queridos animalitos volátiles que están pensando en hacer una sentada a las puertas del Ayuntamiento para ver si el alcalde reacciona y toma cartas en el asunto.

Que no señor, que no queremos grandes proyectos que solo contribuyen al enriquecimiento del primer edil de turno y adláteres, que lo que queremos los vecinos de esta noble y leal ciudad es que nos la mantengan limpia, a ser posible también de enojosas pintadas que afean paredes y muros de todas condiciones sociales. Tanto titular como dieron para decir que acabarían con la maleza que constituye un peligro inequívoco de incendio y la maleza ahí está, en solares del mismísimo centro, esperando el efecto lupa que haga trabajar más si cabe a los queridos bomberos de Zamora.

A ver cuándo coño el señor alcalde baja al barro y se ensucia un poco las sandalias. Prometía al llegar y da la sensación de que todo se está quedando en agua de borrajas. Que hay ya mucho enfado vecinal. Pero, nada, usted a lo suyo y Dios en lo de todos, aunque no sé si esto último le hará mucha gracia.