Quiero hacer una llamada a todas las personas que alguna vez habéis coreado "el pueblo unido, jamás será vencido" para que conozcáis a quienes crearon el conocido estribillo y todo el himno que compusieron en honor del pueblo, que es más pueblo cuando se une para luchar a favor del "derecho de vivir en paz".

Porque cantar es una forma de lucha contra el poder, y lo saben. Lo fue hace más de cuarenta años contra la dictadura de Pinochet en Chile, cuando mataron después de torturarlo a Víctor Jara por coger como arma su guitarra y su voz para decir que "Te recuerdo, Amanda", para rezar una blasfema "Plegaria a un labrador" o hacer preguntas impertinentes sobre la masacre de Puerto Montt.

Muchos no pudieron volver a su tierra y a su patria porque sencillamente tomaron la paz y la palabra y usaron el arma más peligrosa, su voz. Como pasó con Quilapayún, que siguió fuera de su país cantando para que supiéramos lo sucedido en Santa María de Iquique a través de una cantata, para consolar por el dormido "compañero presidente" Salvador Allende, y para llorar con la "Elegía al Comandante Che Guevara" hasta siempre.

Quiero hacer una llamada a los que aprendimos a luchar por el pueblo y con el pueblo cantando, para distinguir a quién teníamos que abrir el corazón y a quién cerrar la muralla. Pero sobre todo a los que aprendieron que "para hacer esta muralla" se necesitan todas las manos "los negros sus manos negras, los blancos sus blancas manos".

Después de 50 años cantando, la ciudad de la vieja muralla desdentada, la Zamora madre de valientes poetas, va a acoger en la plaza de la Catedral, cerca de esa muralla que esta noche está abierta a la canción del pueblo, los 50 sueños que siguen vivos porque seguimos cantándolos.

Porque cantar sigue siendo, como la poesía, un arma cargada de futuro, como dijo Gabriel Celaya y cantó Paco Ibáñez: "No es una poesía gota a gota pensada/ no es un bello producto, no es un fruto perfecto/ Es lo más necesario, lo que no tiene nombre/ Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos".

Para que nos oigan en el cielo esta noche, en la tierra zamorana estaremos cantando las canciones que vienen del pueblo y hacen pueblo. Esas canciones "diferentes, que son libres como el agua y como el viento".

"Y tú vendrás cantando junto a mí". Porque tú sois todos los que alguna vez lucharon a nuestro lado, estuvieron en las manifestaciones, alzaron su voz contra las injusticias, vivieron y se fueron? Y hoy vuelven a nuestro recuerdo. Porque una vez dijeron que el pueblo unido jamás será vencido. Y a partir de ahí, ya pueden ganarnos las elecciones y los Gobiernos y hasta quitarnos la vida para que no sigamos cantando.

Que alguien volverá a coger un instrumento con sus manos, y a cantar con "palabras que todos repetimos sintiendo como nuestras, y vuelan".

"Y así verás/ tu canto y tu bandera florecer la luz/ de un rojo amanecer/ anuncia ya la vida que vendrá".

Nos vemos en la calle. Espero.