Mil veces maldita, la táctica que usan los talibanes afganos para infiltrarse en controles policiales y asesinar a policías y miembros de la seguridad del país asiático. A esta gente no se le ha ocurrido nada mejor que prostituir a niños. Para ello se están aprovechando de una de las tradiciones más controvertidas entre los hombres que sustentan el poder en Afganistán, la práctica de los niños "bailarines" también conocidos como "niños sin barba", en la que infantes y adolescentes de entre 10 y 18 años son maquillados y vestidos con ropas femeninas y bailan para el placer de los poderosos para luego ser prostituidos al mejor postor.

La práctica, sin duda alguna pedófila, es ilegal incluso en ese país de costumbres atávicas que es Afganistán, sin embargo en la actualidad sigue muy extendida por todo el país que ha sido capaz de acuñar un dicho que afirma: "las niñas son para concebir hijos y los niños para el placer". Esa es toda la importancia que tiene la infancia, de la que apenas se habla, en un país de tradiciones intolerables. Esta "tradición" en concreto ni se considera pedófila ni homosexual, actos que en ese país se castigan con la muerte, sin embargo son aceptadas como símbolo de poder. No hay quien lo entienda.

Pues bien, los talibanes están reclutando a los niños bailarines o sin barba para infiltrarlos en la policía, una vez dentro, en cuanto encuentran la oportunidad, asesinan a los agentes con droga adulterada, veneno o armas de fuego. Por ese método o táctica, maldita táctica, desde enero hasta abril de este año se han registrado seis casos en los que los niños bailarines sirvieron para que los insurgentes acabasen con la vida de los integrantes de distintos puestos de control. Me parece terrible. Están robando a los niños lo mejor que tienen, además de convertirlos en armas mortíferas y en futuros asesinos, como todos los talibanes, despiadados.

Es tremendo que se llamen tradiciones a según qué actos. La "carne" resulta ser, como en todas las culturas, una de las mayores debilidades de los comandantes de las fuerzas de seguridad y los yihadistas lo están aprovechando al máximo. Para ello no reparan, amparándose en la vieja tradición, en prostituir a imberbes, cuanto más mejor, para conseguir sus fines de sangre, poder y conquista de un territorio plagado de costumbres y tradiciones difíciles de entender para Occidente. Aunque ciertas mentalidades occidentales también tienen el punto de mira puesto en la infancia como vehículo de satisfacción para sus fines sexuales.

Que cada quien, en Oriente y Occidente, con su sexualidad haga lo que quiera, como si quieren estar todo el santo día "dale que te pego" al asunto, eso sí, sin molestar a nadie pero, por favor, que dejen a los niños vivir tranquilamente su infancia, que no los exploten, que no los prostituyan, que no los manipulen, que no los utilicen, que no envilezcan y degraden su infancia hasta esos extremos execrables. Niños sodomizados y prostituidos que son vendidos por sus propias familias a mafias que se encargan de instruirlos en esa práctica pedófila. Y si se niegan son torturados y, tras sufrir todo tipo de vejaciones sexuales, son puestos en circulación para el placer de hombres de negocios, políticos y soldados del ejército afgano. El mismo al que la comunidad internacional está apoyando para tratar de establecer una democracia funcional en el país. Sin comentarios.