Aprovechando la fiesta y la tradicional procesión del Corpus en Toledo, allá se fue el presidente en funciones, Mariano Rajoy, que anda el hombre de provincia en provincia tratando de convencer a los suyos, ya convencidos, para que no se abstengan. Y aparte de señalar su condición y convicción católica de la que participan, aseguró exageradamente, todos los españoles, no dejó pasar la oportunidad para soltar la retahíla de sus logros y optimistas previsiones de futuro si sigue gobernando el PP con el apoyo de Ciudadanos e incluso del PSOE, y sus filípicas de siempre contra el adversario y especialmente contra el temido Podemos y sus políticas de izquierda radical.

Así, vino a reiterar que con él en La Moncloa y manteniendo la misma sensatez, lo que seguiría dando confianza y certidumbre a los españoles, se consolidará en lo que resta de año la recuperación económica, que llegará a todos pues el gran objetivo del empleo se va a conseguir. Dicho queda, aunque nada dijese de su carta a Bruselas dando cuenta de su intención de aumentar los recortes para intentar frenar la deuda pública que ahoga al país y que puede costar a España una sanción de hasta 2.000 millones de euros por parte de la Comisión Europea. Lo que nos faltaba.

Pero mientras en Toledo continuaba Rajoy su campaña, en Zamora alertaba Cáritas de que un 40 por ciento de los zamoranos viven en riesgo de exclusión social, la nueva manera eufemística de denominar a la pobreza. Un porcentaje que es casi el doble que el nacional que hace unos días el Instituto Nacional de Estadística cifraba en más del 20 por ciento, con la destrucción de una parte importante de la clase media. Más de 13.000 personas fueron atendidas en la provincia el año pasado, aunque el total de beneficiados se acerca a los 35.000, en quienes la organización de la Iglesia, pionera y maestra en estos menesteres, gastó más de ocho millones de euros procedentes en su mayor parte de fuentes propias y donaciones. Para el delegado diocesano, Martín de Lera, mientras no seamos capaces de resolver el problema de dónde y cómo creamos trabajo en una tierra despoblada y envejecida, la situación no se solventará. "No hace falta más que mirar la realidad que tenemos -añadió -, ¿qué industrias existen?".

Rajoy, por su parte, y una vez pregonada esa salida de la crisis si se vota al PP, se agarró a la creación de empleo, y acusó a los ayuntamientos de izquierda, esos que ellos perdieron y los electores otorgaron con las sumas de sus votos a Podemos y PSOE, de tener frenadas las obras. Lo que hace volver al caso de Zamora, donde el nuevo equipo municipal de gobierno, de IU y PSOE, ha conseguido reanudar parte de las actividades que el Ayuntamiento del PP había paralizado desde mucho tiempo y en especial desde los últimos ocho años cuando la dejadez y el vacío en la ciudad se hicieron más patentes. Incluso se está preocupando de asuntos de honda tradición religiosa, como la construcción del museo de Semana Santa que, si técnicamente es posible, pudiera ubicarse en la plaza de San Martín, un proyecto al que los mandatarios de antes poca atención prestaron pese a las dos décadas de poder disfrutadas.