Corren malos vientos para el Consejo Autonómico de Podemos CyL y para su secretario general, Pablo Fernández. A poco de las elecciones del 26-J tiene la casa sin limpiar y alborotada: en Salamanca, en el Consejo Ciudadano de Valladolid, y en otros círculos y consejos ciudadanos podemitas de CyL.

La Ejecutiva de Podemos Salamanca ha dimitido con denuncias de "violencia interna, abuso del poder y persecuciones políticas" desde el partido, sobre todo por parte de Pablo Fernández, el secretario general de Podemos CyL, y de su Consejo de Coordinación.

Los otros dos grandes "pablos" de Podemos, el secretario general, Pablo Iglesias, y el nuevo de Organización, Pablo Echenique, han "restado importancia" (o "quitado hierro") a la crisis abierta en la formación en Salamanca, afirmando que forma parte del "crecimiento acelerado" que genera "diferencias internas" que se solventan de una manera "muy sana: renovando los órganos". Sí, de acuerdo; pero que las renovaciones sean de las dos partes implicadas. El CCM de Salamanca ya lo ha hecho, dimitiendo. Ahora faltaría la dimisión -y su posterior regeneración- del propio causante de la crisis, el Consejo Ciudadano de Podemos CyL. Por cierto, que está en minoría, por numerosas dimisiones en este último año.

Los dos "pablos" máximos dirigentes nacionales de Podemos demuestran a las claras, o que no han entendido nada de la crisis surgida en Salamanca y en Castilla y León -han mirado para otro lado-, o que no quieren coger el "toro por los cuernos", o las dos cosas a la vez.

No puede uno lavarse las manos y encargar la solución del problema, o crisis, a los presuntamente causantes de ella, el secretario general de Podemos en CyL, Pablo Fernández y su Consejo de Coordinación autonómico.

En Salamanca, la queja principal contra la dirección nacional de Podemos es que "ha abandonado a la base orgánica del partido", y no ha atendido las quejas en contra del Consejo Ciudadano autonómico. La cúpula podemita de la región castellanoleonesa está en manos de un férreo aparato de palmeros ineficaces. Y su relación con la gente de las bases solo es que estas repitan eslóganes, aplaudan a los líderes y celebren encuentros y actos puntuales.

No se puede despachar un asunto tan grave con el nombramiento a dedo de una nueva gestora y sanseacabó. Pablo Fernández y su ejecutiva han dado muestras, en esta crisis al menos, de ser muy poco autocríticos y de favoritismo a ciertas corrientes dentro de Podemos de Salamanca y de CyL.

Alguien les debería preguntar cuántas dimisiones ha habido en Podemos CyL y en el CC Autonómico y cuántas denuncias, legalmente tramitadas, ha recibo desde del CCM de Salamanca, y han sido olvidadas o ninguneadas. Cuántos temas tienen en la comisión de garantías estatal. Y cuántos CC municipales están a punto de explotar en toda CyL. Y no es precisamente por el "crecimiento acelerado" del partido. Es por la nefasta y sectaria gestión del actual Consejo de Coordinación de Podemos de CyL y de algunos/as cargos territoriales y provinciales.

Pero la respuesta del Consejo de Coordinación autonómico, a través de la Comisión de Garantías, ha sido fulminante: no reconocer errores ni hacer autocrítica. No hacer nada; bueno, sí, castigar severamente con expulsiones de militancia e inhabilitaciones para cargos. Son las formas muy parecidas a las que ya demostró Pablo Iglesias con la fulminante destitución del hasta entonces secretario general de Organización, y número tres del partido, Sergio Pascual.

En la militancia salmantina -y en varios círculos provinciales castellanoleoneses- hubo dolor y malestar por la agresiva reacción de Pablo Fernández contra el CCM de Salamanca, en concreto contra su secretaria general. Y ahora hay más dolor y desazón democrática cuando se cometen varias irregularidades en los estatutos del partido, desde el Consejo Ciudadano Autonómico, a través de la Comisión de Garantías. Un recién licenciado en Derecho tumbaría en cinco minutos la mayoría de las decisiones y resoluciones de la Comisión de Garantías autonómica en contra de los miembros de CCM de Salamanca.

A pesar de estos varapalos institucionales, todos los dimisionarios, el CCM y su secretaria general, y miles de militantes, simpatizantes, apoderados, "gente" de las bases, afirman que seguirán creyendo desde Salamanca en el proyecto Podemos. Por eso han levantado su voz, porque defienden la pluralidad y la transversalidad, las ideas fundamentales de la formación morada, insistiendo en la lealtad y en trabajo desinteresado que han demostrado siempre con el partido y con la "gente".

Lamentables palabras, en un líder y compañero de partido, Pablo Fernández que no ha dudado en "celebrar como buena noticia" la dimisión de una luchadora como Rodero, a la que acusa de haber mantenido una gestión "déspota y autoritaria". Y precisamente lo afirma él, que siguió haciendo sangre contra los que han luchado por fortalecer la formación morada salmantina: "La mayoría de Podemos Salamanca se alegra y se libera con estas expulsiones y e inhabilitaciones". Y acabó de rematar su desatino y verborrea: "Podemos es un proyecto que se basa en la amistad, el compañerismo, la unión e incluso el amor".

Pues verlo para creerlo. La forma de lavarse las manos Echenique y P. Iglesias, y las inaceptables declaraciones de Pablo Fernández con la anuencia de su cúpula, eso sí que hace enorme daño a los votantes de Podemos y a la militancia, que está muy dolida. "Lástima la cantidad de gente válida que se está quedando en el camino y por el contrario cuánto inepto ocupando cargos. El cambio empieza por pequeñas cosas y escuchar a las bases es la primera para que un partido sea como dicen el arma de empoderamiento ciudadano".