Para cuándo una ciudad de artistas vivos de nombres y apellidos, de mecenas y maestros, de técnicas y estudiosos.

Para cuándo algo para nosotros, y también para los de fuera.

Para cuándo la abstracción de Martín Alén, adornando lugares públicos, o la carga expresiva de Teresa Álvarez en museos de la ciudad...

Para cuándo un certamen de escultura joven donde se de pie a grandes escultores escondidos en jóvenes promesas que piensan en irse de esta ciudad para que se les reconozca su trabajo, ellos que se fijan en la figura de un Abrantes desconocido para ellos.

Para cuándo una calle con el nombre del que fue capaz de darnos unos compañeros de bronce que forman parte de cada uno de los zamoranos, Pedrero.

Para cuándo una ciudad repleta en sus plazas de esculturas.

Cuántos artistas más tienen que dejar su vida plasmada en un lienzo, en una tabla, en un bloque de mármol, o en tronco de pino para que esta ciudad se dé cuenta de los que hoy nos dejan el mañana de forma artística.

Para cuándo una muestra permanente de artistas zamoranos, donde los jóvenes podamos ir a empaparnos de esas cuidadas pinceladas de Castilviejo, esa minuciosa talla de Coomonte, esas rudas pinceladas medidas de Pedrero, esa talla basta y anatómica de Flecha, esa soltura costumbrista de San Esteban, esa abstracción realista de Lobo, esa sensibilidad ruda de Crespo Rivera, ese color luminoso de Bartolomé, ese mimetismo idealizado de De la Torre Cavero...

Para cuándo una sala en la que se dé la oportunidad a jóvenes de poder exponer su manera de plasmar a esa Zamora de infinitos colores, sus creaciones, de poder darse a conocer a sus vecinos, que dé oportunidad de poder mostrar el potencial de una ciudad de artistas.

Para cuándo el nombre de un grande acompañará el seudónimo de la escuela de Artes de nuestra ciudad.

Para cuándo la participación de los jóvenes en grandes actos, obras...

Me gustaría que el para cuándo no sea un hecho, sea una realidad en la que pueda quedar con mis compañeros en la calle Antonio Pedrero, para ir a aprender de la talla de Flecha, mientras nos imaginamos que estamos tomado unas cañas con el Adán de Barrón, sumergidos en el bar La Golondrina.

Sergio Ramos Montalvo (Zamora)