Me parece que corría el año 1999 cuando la gomina que utilizaba el entonces alcalde de León, Mario Amilivia, hizo correr ríos de tinta en todos los periódicos nacionales. La maquinaria mediática se le echó encima y llegó a decirse de todo, lo que era cierto y lo que no. Y todo porque, según los titulares de la época, cargaba la gomina utilizada para mantenerse bien peinado a los presupuestos del Ayuntamiento. No recuerdo bien cómo quedó aquello. Pero los tics de los políticos, que son tozudos, se repiten constantemente independientemente de la ideología y la sigla a la que pertenezcan.

Mientras a Mario Amilivia quisieron machacarle, no sé si lo consiguieron, lo que sí sé es que fue el primer alcalde de León por mayoría absoluta, que conoció la hiel de la oposición y la miel de ser rescatado en las urnas para un nuevo gobierno, mientras Mario Amilivia las pasó canutas, señalado por todos, el alcalde de Zaragoza quiere pasar desapercibido por un tema de tanta o más enjundia. Pedro Santisteve, de Zaragoza en Común, una de las muchas franquicias de Podemos, y ya sabemos todos cómo están resultando las franquicias, carga a su endeudada corporación gastos personales como el de la gomina que utiliza para su frondoso tupé.

Como esta gente tiene una frescura sin límites, parte de ese matiz diferencial existente entre la casta y la caspa, por fin unificadas, Santisteve ha justificado pasar al Ayuntamiento zaragozano este tipo de productos de aseo personal para estar "presentable" en sus actos institucionales. Que vaya a trabajar arregladito desde casa como hace todo hijo de vecino, máxime en lo público donde la transparencia debe reinar. Aquí se ve bien a las claras cómo lo que dicen los líderes y cargos de Podemos y sus franquicias no se corresponde para nada con lo que hacen.

El primer edil zaragozano, con una desvergüenza intolerable, ha dicho: "Tengo un baño en el Ayuntamiento en el que me puedo duchar y para el que tengo que contar con champú, colonia y papel higiénico. Pues nada, que cargue a los presupuestos la pasta de dientes, gayumbos de repuesto por si una inoportuna incontinencia y unas camisas de marca por si a tan pulcro alcalde se le cae una manchita. Porque este señor entiende que tiene que estar "presentable y decente ya que se lo exige la ciudadanía". No diré yo lo contrario. Cuanto más aseados y oliendo a limpio, a ser posible a una buena colonia de caballero, mejor. Pero que se compren esas cosas de su peculio particular.

Estos que abogan sistemáticamente por acabar con la corrupción, van a dejar en chiste a los implicados en los Ere de Andalucía, en la Púnica, en la Taula y demás escándalos que salpican a izquierda y derecha. El alcalde de Zaragoza tiene que gestionar uno de los ayuntamientos más endeudados de España, con una deuda superior a los 800 millones.