Hace poco vi una viñeta en la cual aparecía un niño pobre pidiendo ayuda a una señora, y esta le respondía que ya le había dado un "like" a los necesitados en una red social. Esto me hacía reflexionar sobre lo que hacemos con el hermano, con el que tenemos al lado. Hoy en día estamos muy informados de todas las situaciones de injusticia y de los problemas del mundo, pero no nos afectan. Todos estamos informamos de lo que sucede en el mundo, en la sociedad de los "mass media", y hablamos de muchos de los problemas y situaciones de nuestro mundo, pero no dejamos que nos afecten, ni nos mueven a actuar o dar solución a muchos problemas. Tenemos que estar atentos a las necesidades y problemas de los demás, tenemos que estar atentos y darnos cuenta de las realidades que viven otras personas, los hermanos, pero esto solo será posible si nos abrimos a la misericordia de Dios, que nos transforma el corazón y nos impulsa a llevar su amor al hermano necesitado.

Dios quiere que le reconozcamos en el hermano, en las necesidades de los hombres de hoy. De un modo especial, en las necesidades de los hermanos que tenemos más cerca, los amigos, los familiares, los vecinos, las personas que nos encontramos día a día, ya que Jesús está en el otro, en todas las personas que tenemos al lado. Porque Dios quiere ser amado en el hermano, debemos salir al encuentro de ese hermano necesitado. Para ello nos puede ayudar la invitación que el papa Francisco nos ha hecho, en el Mensaje para este tiempo de Cuaresma, a amar al prójimo y a vivir las obras de misericordia corporales y espirituales como expresión de ese amor. En este tiempo, no debemos dejar solo a Cristo en el pobre o necesitado, debemos estar junto a Él en todos aquellos que lo necesitan y que deben contar en nuestra vida. Porque como el mismo Jesús nos dice: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis" (Mt 25, 40). Que abramos nuestros ojos a las necesidades de los demás y que abramos nuestro corazón al hermano. Que cada día sepamos reconocer a Cristo en el rostro de cada persona, que no ignoremos a los demás o nos conformemos con un "like"; la situación de los demás debe comprometernos, porque "si no se vive para los demás, la vida carece de sentido" (beata Teresa de Calcuta).