No sé cómo pueden juzgar a la concejal de Podemos y en otro tiempo miembro de Contrapoder, la asociación universitaria que lideraba Íñigo Errejón, hermano del otro Errejón, por descubrirse el torso en una capilla católica. Por favor, eso ni es blasfemo, ni impúdico y por supuesto, como ha dicho la propia Rita Maestre "no es una cosa ofensiva". Qué va. Yo no sé cómo los obispos pueden sentirse ofendidos porque los energúmenos estos gritaran soflamas contra la Conferencia Episcopal para cuyos miembros pedían la hoguera. Si es que en España el personal se enfada por cualquier cosa.

Es que no, es que las universidades no pueden tener capillas católicas y mucho menos la Complutense que fue fundada por el Cardenal Cisneros. ¡Huy, qué casualidad! Si es que nos estamos convirtiendo en un país de pacatos. Quedarse con las tetas al aire en plena vía pública como hacen la de Femen, tampoco es ofensivo. Son manías que cogemos la gente. Como que las mujeres en España deberían ir todas por la calle en sujetador y ellos en gayumbos. Claro que eso sería ir en detrimento de la moda española y del comercio del ramo. Pero solo eso. Nada de inmoralidad. Algunas personas ven sexo donde en realidad hay libertad. Tenemos que ponernos las pilas.

Pobre Rita Maestre, amnésica como está, ¡que le quieran meter ese marronazo! No hay derecho. Pero si la pobrecita no hizo nada ofensivo y reprochable. Se sumó a una manifestación que pasaba por allí, pidiendo la hoguera para el clero, como antaño hicieron con tantos sacerdotes y religiosos en España para los que no parece haber Memoria Histórica, y ahí se acaba su participación. Ella no lideraba nada. Ella solo iba la primera gritando como una posesa y nada más. Solo que no iba cantando un chotis. Iba diciendo verdaderas barbaridades que nos retrotraen a la Guerra Civil española que algunos parecen querer repetir.

Menos mal que la Fiscalía considera "perfectamente acreditados los hechos condenatorios" y que la edil fue "activa y consciente" porque escuchándola parece tal que la criatura fuera una beatita y en su vida hubiera roto un plato por mucho que se haya cargado la vajilla al completo. Y que no venga apelando a su juventud. Todos hemos sido jóvenes alguna vez, y rebeldes, con y sin causa, pero no hemos perdido el respeto, ni los principios que rigen la educación. Solo que en la actualidad, como todo eso parece obsoleto hay que dar caña en la línea de flotación de los valores.

Todo lo que esta gente hizo en otro tiempo se está volviendo contra ellos. Y lo que llaman libertad de expresión cuando afecta a los demás y que en realidad no es otra cosa que una ofensa pura y dura, cuando les afecta a ellos se convierte de inmediato en delito incluso de lesa humanidad.