Muy queridos hermanos en el señor Jesucristo: Consciente y consecuente con su noble identidad originaria, Manos Unidas, Organización Católica para el Desarrollo, se presenta, ante la Iglesia y el conjunto de la sociedad, para mostrarnos la nueva campaña que quiere desarrollar en este año, para la cual ha elegido este lema: "Plántale cara al hambre: Siembra". Con él recoge su finalidad fundacional y distintiva: vencer la grave injusticia del hambre humana, para ello quiere poner todo su empeño, y nos invita que lo hagamos nuestro.

La presente campaña es la primera de un proyecto trienal por el cual Manos Unidas pretende avanzar en la seguridad alimentaria de la humanidad, procurando atender a todas las causas y soluciones que puedan lograrlo. Para el trienio de 2016 a 2018 Manos Unidas se ha fijado este objetivo general: trabajar para disminuir el hambre en el mundo y reforzar el derecho a la alimentación de las personas más pobres y vulnerables del planeta.

Para su consecución quiere desarrollar, a lo largo de tres campañas sucesivas, estas líneas de trabajo: 1. Acompañar a los más pobres y reforzar el derecho a la alimentación de los pequeños productores; 2. Contribuir al cambio hacia unos sistemas alimentarios más justos; 3. Educar para una vida solidaria y sostenible, desde la fraternidad, promoviendo aquellos valores que contribuyan a la edificación de la civilización del amor, formando personas responsables, críticas y activas.

Con relación a la campaña de este año, como bien lo expresa el lema, la clave está en la "siembra". Aunque, previamente a ponernos ya a la faena de "sembrar", nos interpela con una llamada provocativa: "Plántale cara al hambre", lo cual significa situarnos directamente ante la realidad del hambre, tratando de hacerle frente con conocimiento, creatividad y decisión. Por ello, lo primero es conocer qué es el hambre y qué se define por seguridad alimentaria, para lo cual presentamos algunos conceptos que son usados para describir más adecuadamente estas realidades.

"Seguridad alimentaria" es la situación en la que todas las personas tienen acceso físico, social y económico a alimentos seguros, nutritivos y en cantidad suficiente para satisfacer sus requerimientos nutricionales y preferencias alimentarias, y así poder llevar una vida activa y saludable. Para garantizar la seguridad alimentaria se deben atender a estos factores: la disponibilidad de los alimentos, el acceso a los alimentos, la estabilidad de los alimentos y de las posibilidades de producción, y la utilización, que está relacionada con las prácticas nutricionales. Son factores interrelacionados entre sí, de modo que, cuando se da la inoperancia de alguno de ellos, se genera la situación de inseguridad alimentaria o hambre, que, a su vez, se manifiesta de diversos modos: malnutrición, subalimentación, desnutrición o hambruna.

Con el concepto "malnutrición" se describe la condición causada por una inapropiada nutrición o dieta, por exceso o defecto, del consumo de calorías. "Subalimentación" define el nivel de ingesta de alimentos insuficiente para satisfacer las necesidades de energía alimentaria, por la incapacidad de adquirir alimentos durante, por lo menos, un año. El "hambre" se considera como sinónimo de subalimentación crónica. "Desnutrición" es el resultado de la subalimentación o de repetidas enfermedades, con graves consecuencias para la biología personal. Y, "hambruna" es la situación que sufre una población por la escasez generalizada de comida, y que causa malnutrición, epidemias, y aumento de la mortalidad en las regiones afectadas.

Sin quedarnos absortos en estos conceptos tan técnicos, "plantamos cara al hambre", conociendo, también, sus injustificables cifras del presente. La Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha estimado que el año 2014 el hambre crónica afectaba a 805 millones de personas en el mundo. La mayoría de la población que padece hambre vive en regiones en desarrollo y ha aumentado el número de personas que pasan hambre en África subsahariana, África septentrional y Asia occidental. De las diversas causas que causan el hambre en estas zonas, destaca que se mantienen elevadas las tasas de pobreza y la infraestructura rural sigue siendo limitada, la estabilidad de los precios, los problemas de la utilización de alimentos, y la dificultad para el acceso a los mercados de los pequeños productores.

Reconociendo esta realidad, Manos Unidas quiere afrontarla, por ello nos recuerda el derecho humano a la alimentación que se incluye en el derecho a un nivel adecuado de vida. Este derecho a la alimentación implica una doble exigencia: el derecho a estar protegido contra el hambre, y el derecho a una alimentación adecuada. Así, para vencer el hambre, Manos Unidas nos propone esta acción: "Siembra".

La universal imagen de "sembrar" contiene un rico significado para la vida humana, ya que expresa, por un lado, el primer trabajo de un proceso esperanzado y progresivo con vistas a alcanzar un fin deseado. Además, propiamente, la acción de la siembra, para cultivar productos, constituye uno de los trabajos más extendidos en todas las regiones del mundo, sobre todo, es la exclusiva fuente de ingresos para muchas personas, en especial pobres, de las regiones menos desarrolladas. Y, desde la óptica cristiana, nos remite a la conocida parábola de Jesús, en la que compara el reino de Dios con un sembrador que deposita su semilla en el campo esperando que fructifique.

Con la "siembra" nos está indicando cómo quiere ser el compromiso de Manos Unidas, ya que, por un lado, pretende trabajar para "sembrar" nuevas y más eficaces posibilidades de trabajo para los pequeños agricultores y pescadores de las regiones menos desarrolladas. Además quiere "sembrar" capacidades y conocimientos para que su actividad laboral sea más provechosa y coordinada. Y, también, en nuestra sociedad, quiere "sembrar" abundante solidaridad, para que nos sintamos responsables de la escandalosa injusticia del hambre humana. Por ello está "sembrando" en nuestra conciencia la disponibilidad de ofrecer nuestras personas y nuestros bienes para que cada hombre y mujer, viva donde viva, pueda satisfacer todas sus necesidades fundamentales, con vistas de que a todos llegue el "pan de cada día", como Dios quiere.

Haciendo mía la llamada de Manos Unidas, os pido a todos que, en esta campaña, entroncada en el presente Jubileo Extraordinario de la Misericordia, sobresalgamos por verificar la exigencia de "dar de comer al hambriento", sembrando con nuestra colaboración las acciones y proyectos que se propone realizar. Todo lo cual os agradezco, ya que os sentís y actuáis siendo misericordiosos, y os doy mi bendición.