A propósito del "gora Alka-Eta" del que en mala hora blasonaron los titiriteros durante el carnaval de Madrid, en lo que es un claro enaltecimiento del terrorismo etarra, el asunto sigue dando que hablar colateralmente. Para doña Manuela Carmena, alcaldesa de la Villa de Madrid, ETA es un "movimiento político". Lo ha dicho claro y alto para que no quepa duda alguna. Quiero recordar que cuando era la juez de vigilancia penitenciaria ya dio muestras de su simpatía hacia la banda asesina, abriendo las puertas de cárceles y penales a los asesinos más sanguinarios y a sus cómplices.

No creo que las víctimas de su reconocido movimiento político se muestren satisfechas con esta acepción que desvincula a unos asesinos del terror y los convierte, por obra y gracia de esta señora tan tolerante para unos, los asesinos y los enaltecedores del terrorismo, y tan intolerante para otros, las víctimas y sus familiares, en un mero movimiento político sin más. ¡Ni menos!

Me gustaría hablar en nombre de todos los que he llorado a lo largo y ancho de aquellos años del plomo etarra. Algunos de ellos de Zamora y familiares de personas allegadas a las que quiero y respeto profundamente. Me gustaría hablar en nombre de tantas viudas, tantos huérfanos, tantos padres y madres, tantos hermanos como un día recibieron la noticia como un mazazo del que no se han repuesto. Me gustaría hablar en nombre de los sin voz, aquellos niños del cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza, cinco féretros blancos, que no despertaron una mañana tras el estruendo de una bomba. Los asesinó vilmente el movimiento político que, en consideración de Manuela Carmena, nada tiene que ver con la banda terrorista que en realidad son.

Es la Eta que tanto gusta a los líderes venezolanos y algunos, en verdad movimientos políticos de nuevo cuño, que se sienten más identificados con la banda terrorista que con las fuerzas del orden. No sería la primera vez que piden desobediencia social y tildan a la Guardia Civil de "institución burguesa que protege a la clase dominante". Los mismos que piden a los demás convertir la vida en una experiencia revolucionaria, mientras ellos se repantigan en el sillón de casa, porque son los otros los que les hacen el trabajo sucio. Pero, descuide usted, si en la carretera, en el mar, en el aire, en la montaña, ante una agresión o un robo con violencia necesitan a la Guardia Civil son los primeros en invocarlos. ¡Porque no tienen coj?ines para decirles a la cara lo que dicen en mítines universitarios y saraos laborales!

El movimiento político de Manuela Carmena tiene tantos delitos de sangre que resulta prolijo enumerarlos. El movimiento político de Carmena se llevó por delante la vida de tantos niños nacidos y aún por nacer que, ríase usted de Herodes. La señora Carmena está en la obligación de pedir perdón a las víctimas del terrorismo y rectificar de inmediato. Lo suyo ha sido una afrenta innecesaria. Y luego se rasgan las vestiduras por lo dicho con total y absoluta claridad.