E1 entierro de la sardina señala el final de las celebraciones de carnaval el Miércoles de Ceniza. El entierro de la sardina consiste en un desfile carnavalesco que parodia un cortejo fúnebre. Hombres y mujeres van vestidos de negro simulando luto por la figura de la sardina que suele terminar quemada. Las mujeres, representando ser plañideras, lloran y gritan lamentando la pérdida de la que va a ser enterrada. Con este entierro simbólico se pretende olvidar el pasado para que pueda renacer con mayor fuerza una nueva sociedad transformada.

Hay otros festejos similares al entierro de la sardina, en el que se quema o maltrata una figura simbólica que representa a los vicios y desenfrenos que hubo en el carnaval y que desaparecerán a partir del Miércoles de Ceniza.

En Murcia, a diferencia de casi todos los lugares de España y Latinoamérica, el entierro de la sardina se celebra la semana posterior a la Semana Santa, representándose en sentido inverso, es decir, el triunfo de don Carnal sobre doña Cuaresma. Vuelven la fiesta y el jolgorio después del recogimiento y el orden. Los actos en Murcia pasan por un espectacular desfile de carrozas, dragones y criaturas mitológicas, se lanzan toneladas de juguetes, y la fiesta finaliza con la quema de una gran falla con la forma de una sardina gigante y un castillo de fuegos artificiales.

En La Coruña se celebra el entierro de la sardina y la quema del dios Momo. En la playa de San Amaro incineran al dios Momo y la sardina es lanzada al mar. Luego hay una gran sesión de fuegos artificiales que pone fin al carnaval.

Las plañideras que van en el entierro de la sardina nos recuerdan a aquellas mujeres de la más remota antigüedad que iban a llorar en el funeral de alguna persona. Las lloronas iban cubiertas con un velo negro y llevaban un vaso en el que recogían las lágrimas que derramaban. Esos vasos, llamados lacrimatorios, se encerraban con mucho cuidado dentro de la urna donde se depositaban las cenizas del difunto. La cultura de las plañideras todavía es común en algunos lugares de Sudamérica, donde aún es muy utilizada la costumbre de pagar a las mujeres para que lloren en el entierro de una persona.

La quema del dios Momo es una figura que procede de la mitología griega, es la personificación del sarcasmo, la burla y la agudeza irónica. Era el dios de los escritores y poetas, un espíritu de inculpación malintencionada y crítica injusta. Se le representa como una máscara o cabeza grotesca. Juan Pérez de Moya, en su Philosophía secreta, decía: "El Momo fingieron los poetas ser un dios muy holgazán, que no acostumbraba entender en otra cosa sino en reemprender las obras y trabajos ajenos, así de los hombres como de los dioses".

Es oportuno recordar el Palacio de los Momos de Zamora, ese edificio renacentista, de estilo gótico isabelino, que fue construido en 1495 como palacio de los Sanabria, luego fue usado como mesón y casa de arrieros, y en la actualidad alberga la Audiencia Provincial o Palacio de Justicia. Fue conocido como Parador de los Momos y todavía se le conoce como Palacio de los Momos por las cabezas que cuelgan de cadenas, decorando la fachada, a la que se ha dado en llamar Momos.