Aquí el que no llora no mama. A Podemos le sentó su ubicación en la Cámara Baja como una patada en el culo. Y lloró lo suyo. ¡Vaya que lloró! El gallinero no podía ser el lugar definitivo para un Pablo Iglesias y su grey que se ve, no tardando mucho y gracias al PSOE, como presidente del Gobierno de España. Íñigo Errejón, en permanente "pucherito", lloró ante los micrófonos y las cámaras que se tendieron a su paso, evidenció más si cabe su eterna mueca de pucherito y, al final, con el apoyo de todos, PP incluido, y alguna reticencia del PSOE, seguramente Pablo, Íñigo y Carolina sean los designados para ocupar los tres escaños habilitados para Podemos, bajando casi a ras del suelo, junto a Pedro Sánchez y la plana mayor del PSOE, lo que resulta absolutamente significativo, e inmediatamente detrás de la bancada azul reservada para los miembros del Gobierno, lo que también resulta significativo.

Los puestos a ocupar y la ubicación en las cámaras es, hasta ahora, la única preocupación manifestada por Podemos. Francamente esperaba más de ellos. Un disidente podemita me ha dicho que no espere gran cosa. Que lo que quieren es darle la vuelta a España, simple y llanamente, y que si lo consiguen habrán triunfado plenamente.

Por el gallinero del Congreso han pasado a lo largo de las legislaturas infinidad de miembros de grandes y pequeños grupos. En el caso de estos últimos, algunos al completo, y a nadie, hasta donde se sabe, se le han caído los anillos por observar y escuchar desde lo alto, desde ese lugar reservado en otros ámbitos a los parias, a los desheredados, a los desahuciados, a los pobres de solemnidad.

Se supone que la polémica del gallinero quedará zanjada de una vez por todas, hasta la siguiente cuita que no tardarán en plantear estos "inconformistas" y que pasará por el "cafelito" del bar del Congreso o vaya usted a saber por qué otra chorradita sin la menor importancia. Parece que, por fin, se muestran de acuerdo con la distribución ¿final? Incluso Celia Villalobos ha dicho que la ve "razonable". Dicen que el tiempo y la negociación ponen las cosas en su sitio. Así parece ser. La "cacicada" y el "fraude", como calificó el asunto Íñigo Errejón, es asunto zanjado.

El reparto de los sillones del Congreso ya es historia pasada. Los escaños que con tanta vehemencia desprecia Podemos han sido ocupados en legislaturas pasadas por parlamentarios como: Dolores Ibárruri, Rafael Alberti, Juan María Bandrés, Pablo Castellano y Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Y ninguno se rasgó las vestiduras montando el pollo que todos sabemos.