Es un error que puede tener graves consecuencias, creer que por el hecho de estar en carnaval todo vale. Una cosa es transgredir desde el buen humor y otra bien distinta insultar, hacer apología del terrorismo, difamar, injuriar y todo ello aprovechando el anonimato que proporciona el disfraz. Y eso lo deben tener muy en cuenta jueces y fiscales. No todo vale. No todo está permitido por mucho que se travista de carnaval. Lo digo por la fea costumbre que tienen algunos de ofender, de -aprovechando las fobias- emplearse a fondo, extensible la reprobación a otros que son los que pueden poner cortapisas, por admitir el insulto como una broma. En todo caso de mal gusto, de pésimo gusto.

No me vale que Celia Mayer, delegada de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, intente disculpar lo que no tiene disculpa, intente, ¡pelillos a la mar!, apelar al carnaval para tratar de ocultar su ineficacia e ineficiencia, su pésima gestión cultural que está dando mucho que hablar además de ocasionar fisuras en el gobierno de Manuela Carmena. Ahora Madrid se está llenando de gloria. Ya no voy a hablar del grave error cometido y reconocido como tal de retirar la placa dedicada a ocho religiosos carmelitas fusilados al comienzo de la guerra civil apelando a la aplicación de la Ley de Memoria Histórica. Sabido es históricamente por todos que solo cayeron de un bando, concretamente del republicano, que del lado nacional no se fusiló a nadie, fundamentalmente sacerdotes, religiosos y religiosas y algún que otro obispo que pasaba por allí.

No contentos con tan flagrante error, los encargados de la programación del carnaval, gentes de Ahora Madrid, contrataron a una compañía de títeres poco recomendable. Porque en su primera actuación, con niños como público, los titiriteros mostraron un cartel que decía claramente: "Gora Alka-ETA". Un viva en toda regla a una especie de simbiosis entre Alkaeda y ETA, entre unos asesinos y otros. Esta niñata, activista del movimiento okupa Patio de Maravillas, además de inútil y chapucera, fue la "diseñadora" de la esperpéntica cabalgata de Reyes de Madrid, con la que volvió a cubrirse de gloria. ¿Y van??

Hay que ser muy cuidadoso cuando se desempeñan cargos públicos y se utiliza el dinero de todos los ciudadanos a la hora de contratar espectáculos, no ya que dañen la sensibilidad de muchos colectivos, cosa con la que algunos se lo pasan bomba, hay que ser muy cuidadosos para que nadie emplee el carnaval para hacer apología del terrorismo. ¿Dónde estaba esta chica, por muy pequeña que fuera, cuando los terribles atentados de ETA en Madrid? ¿Cuando hacían volar por los aires todo lo que llevara uniforme? ¿Y de paso a taxistas, cocineros y gente humilde que fueron algo más que daños colaterales? A lo mejor es que vivía en un pueblo de la provincia y como la prensa, la radio y la tele no informaban pues, eso, que no se enteró.