El temporal meteorológico que ha entrado en España por el noroeste, siendo Zamora una de las provincias más afectadas, ha contagiado a los Mercados Financieros de todo el mundo dejando helados a los ahorradores que ya venían mojados y con frío de las pocas alegrías, en lo que a rentabilidad se refiere, que les proporcionó el recién finalizado 2015.

No comienza, por decirlo de alguna manera, muy bien el año y lo peor es que viene con una envoltura de incertidumbre que provocará que el ahorrador se tenga que llenar de prudencia y valor a la hora de tomar sus decisiones de inversión. No le bastará fijarse en el rendimiento que pueda conseguir sino que será tanto o más importante rodearse de una buena coraza con el fin de proteger sus ahorros. Por lo tanto, y ahora más que nunca, habrá que llenarse de disciplina y de hacer certeras dianas en los valores y productos elegidos. El pequeño inversor, seguro, tendrá buenas oportunidades de rentabilizar sus caudales a lo largo de todo el año, pero tendrá que controlar el riesgo porque la volatilidad estará presente en todo momento debido a que en 2016 habrá turbulencias sociales, económicas y hasta políticas, generando incertidumbre e inestabilidad. Todo ese atrezo no será, ni ha sido nunca, producente para rentabilizar el ahorro.

Bajo esta premisa, ya tenemos la primera conclusión: nuestras inversiones deberán ir de la mano de productos que aglutinen activos de renta fija y variable con porcentajes de concentración ajustables según vaya transcurriendo el año. ¿Y ya está? No, ni mucho menos, porque el escenario puede cambiar y habrá que modificar la estrategia que adoptamos inicialmente. Para eso, los productos elegidos deben tener liquidez inmediata y máxima flexibilidad para poder tener margen de actuación. No perderemos de vista la liquidez porque, si los vientos son favorables a la dirección de nuestra cartera, habrá que ir incrementando la posición con el fin de aprovechar las oportunidades que, como ya dije, existirán.

Los Mercados Financieros están ofreciendo constantemente señales de debilidad y fortaleza, hay que localizarlas y aprovecharlas. Esto se consigue mediante un sesudo estudio, tanto a nivel técnico como fundamental, para conseguir una buena compra. No nos olvidemos que para hacer una buena venta, previamente hemos tenido que hacer una buena compra (ley del mercado de la compra-venta). No se trata de comprar por comprar: si así se actúa, es posible que nos quedemos pillados y más aún si el Mercado es bajista. Es preferible ir detrás de un Mercado alcista que anticiparse invirtiendo en valores con sesgo bajista. Existe un dicho en este mundo que define muy bien esta situación: "nunca pretendas coger un cuchillo cuando está cayendo, te cortarás si lo coges por el filo".

Una de las mejores estrategias que usa el cazador es la espera. Si este símil lo trasladamos al pequeño inversor nos encontramos con que es mejor estar en liquidez, como decía, que realizar una mala operación. El dinero es cobarde por naturaleza, por lo tanto, la prudencia y la paciencia tienen que ser nuestro libro de cabecera. Ya sé que habrá alguien que diga aquello de que "el que espera, desespera". Y sí, puede ser cierto, no lo niego, pero no lo comparto. Y no lo comparto porque los inversores profesionales no tienen prisa para entrar en un valor determinado, esperan y esperan hasta que está a punto y luego se lanzan a por él. Sin embargo, si por algún motivo se tuerce su inversión, son rápidos como centellas para endosarle esas acciones a otro (incauto) inversor. Fíjense: hay que ser muy tonto para cambiar dinero por acciones, pero muy listo para cambiar acciones por dinero. Si los profesionales son capaces de conseguirlo, el pequeño inversor tiene que conseguirlo igualmente porque de lo contrario será, que lo es, el paño de lágrimas del profesional.

Entonces, como propósito para este año, que a priori se presenta complicado, debemos proponernos no caer en la tentación de invertir sin un previo estudio del Mercado. Dejemos las emociones para otro momento. No diversificar nos conduce al fracaso. Las rentabilidades pasadas no son un motivo para pensar en las futuras. La rotación de la cartera es indispensable y eficaz.

Si se ha perdido mucho dinero, por desgracia, ya no se puede hacer nada y no sirven los lamentos: la solución pasa por reconocer que nos hemos equivocado y aprender la lección. Estoy cansado de escuchar en los consultorios especializados de economía cómo los inversores que se han quedado pillados en un valor recurren a los profesionales para que les den una solución. La respuesta es la misma: debería haberse salido antes, ha esperado demasiado y ahora ya no hay nada que hacer. Recuerden que "la primera pérdida es la más pequeña". Lo he dicho ya muchas veces, el secreto, infalible, de los Mercados Financieros es dejar correr las ganancias y cortar a tiempo las pérdidas.

En los momentos actuales se puede pensar que la Bolsa está en mínimos y que sería un buen momento para entrar. Es cierto que algunas acciones han adquirido unos precios bastante apetecibles cotizando, incluso, por debajo de sus expectativas. Pero esta supuesta rebaja de muchos títulos la empaña la coyuntura económica actual que puede seguir presionando a la baja. Creo que, en este momento actual, la cautela, la liquidez y no entrar para especular es lo más recomendable. Queda mucho año por delante y muchas oportunidades: la Bolsa no tiene fin, no se acaba, siempre está ahí.

Nadie dijo que rentabilizar los ahorros fuese fácil, así que, lo que queda de este año que acaba de comenzar, lo invertiremos en corregir los errores cometidos y los beneficios se irán pegando a nuestra cartera haciéndola crecer.

Por esta vez, solo me queda desearles una feliz singladura por el mar de los Mercados Financieros y mi deseo de muchos días de calma junto con buenos vientos que dirijan nuestro barco hacia el puerto de los beneficios.