Había decidido no volver a escribir sobre la situación española, por el rumbo que han ido tomando los acontecimientos. Pero los sucesos de estos últimos días, sobre todo los del día 22 de enero, día que no sé si calificar de "fatídico" o "esperanzador", me han movido a comentar -tal vez como último asunto- la declaración emitida por el presidente del Gobierno en funciones, en su rueda de prensa de ese día por la tarde-noche.

Nos dijo el señor Rajoy que su majestad el rey don Felipe VI le había manifestado la intención de proponerlo al presidente del Congreso para que lo presentara a la Sesión de Investidura de Presidente del Gobierno. Y que a esta manifestación, él -el señor Rajoy- había respondido que agradecía mucho la deferencia que el jefe del Estado le hacía, pero que debía eludir dicha presentación en este momento, porque veía que no solo no contaba con los apoyos suficientes para un resultado afirmativo, sino que contaba con una mayoría absoluta "acreditada" de votos en contra. Por tanto, no era este el momento para presentarse a la investidura. Claramente don Mariano Rajoy no renunciaba a su candidatura, "no renunciaba a nada" -dijo-. Insistió en ese motivo fundamental para justificar su renuncia de momento. Confirmó, una vez más, que el interés de España y su responsabilidad ante los siete millones largos de españoles que lo votaron, lo obligaban a continuar negociando hasta el límite; y procurando conseguir que don Pedro Sánchez, que se ha negado a hablar con él, se decida a "hablar con todos" y la situación cambie.

Se cuidó de reforzar perfectamente estos dos motivos de su decisión: no presentarse ahora a la investidura, por la seguridad del fracaso; y seguir procurando apoyos, por su responsabilidad con lo que él cree el bien de España y con la confianza que en él depositaron más de siete millones de españoles, que lo votaron el día 20 de diciembre de 2015. De sus palabras resultó claro que sigue como candidato y que en este momento declina el honor de ser presentado por el rey para que se someta a la sesión de investidura.

Sin embargo, a los que nos preocupamos por conocer la situación de España y hemos comprobado que existe una buena cantidad de españoles que "se sienten republicanos". Y hemos visto en los días 21 y 22 actitudes, como menos "poco respetuosas", hacia el rey, que es el jefe del Estado -prescindiendo de alguien que dijo que no acudía a la consulta porque no "era súbdito" del rey-, nos hace meditar en algo muy importante, que para el señor Rajoy es fundamental y a lo que él no aludió en su declaración: Hablar de su majestad como "el ciudadano Borbón" y acudir a la audiencia con el rey en mangas de camisa -limpia, eso sí-, indican una falta de respeto muy cercana al rechazo del monarca y de la misma Monarquía. Por otra parte, es del dominio público que, si el señor Rajoy se presenta a la investidura y obtiene un "no" rotundo, sería "la primera vez -se ha dicho- que la propuesta del jefe del Estado hubiera sido rechazada en el Congreso". Tal "patinazo" del rey, en el ambiente pseudo-republicano que reina en parte del país, entre los no políticos; y gran parte de partidos implicados en todas las gestiones que se refieren a la gobernabilidad del Estado, que se proclaman republicanos o antimonárquicos, hubiera supuesto tal descrédito que afectaría, inmediatamente al mismo don Felipe VI, y con el tiempo -más o menos largo- a la misma institución monárquica.

Así como al mismo don Felipe el representante de algún partido le manifestó que él -el compareciente- era "republicano"; a lo que -siguiendo en plan de broma- don Felipe le contestó que él era "monárquico", todos sabemos que don Mariano Rajoy es partidario de la Monarquía española y le dolería todo lo que puede suceder. Don Mariano, de cuya prudencia nadie puede dudar, tendría muy presente todo esto en la formulación de su respuesta; pero, en aras de esa prudencia, no podía decirnos en alta voz que ese peligro del descrédito del rey fue uno de los fuertes motivos que lo movieron a eludir, por ahora, la presentación a la investidura. Es de desear que, como algunos suponen, a la vista de la actitud manifestada por el señor Iglesias, algunos hagan recapacitar al señor Sánchez y la situación cambie en la semana que comienza el día 25 de enero. Y con tal cambio, sea otra la respuesta del señor Rajoy a una nueva propuesta para la investidura.