Cuando escribo esto, y pese a las agoreras profecías que anuncian el fin del mundo para la izquierda, no sé cuál va a ser el resultado de las elecciones generales en este país. Pero sé lo que vamos a hacer al día siguiente, porque ni es la primera vez ni será la última que lo hagamos: cargar la mochila y seguir caminando.

La mochila es muy útil para este largo viaje. Porque nos permite tener las manos libres para seguir trabajando, para saludar a los amigos, para abrazar a los compañeros y compañeras de viaje, y para levantar el puño en recuerdo de los que hace poco tiempo y en este país murieron por decir ¡salud! en lugar de buenos días si dios quiere. La mochila está cargada de historias de luchas, unas contadas, otras vividas, otras cantadas? y todas para seguir avanzando en el camino, quizás no tan deprisa como si fuéramos sin la carga a la espalda y la cámara de televisión delante, pero con la dirección que han marcado las personas que hicieron historia luchando: hacia la izquierda. Siempre, hasta la victoria. "De derrota en derrota hasta la victoria final", frase que yo pensaba que era una ironía, pero que es atribuida a Churchill cuando iba perdiendo ante los nazis, que al final fueron derrotados.

Una frase para guardar también en la mochila, junto con un puñado de más o menos votos. Para si hay una pequeña victoria seguir adelante, como hacemos en el Ayuntamiento de Zamora, donde hace pocos años nadie daba un duro por un alcalde de Izquierda Unida. Y si es una rotunda derrota, seguir también adelante? otra vez hasta la victoria. Siempre.

No tenemos lastre en la mochila, porque de todo se aprende, compañeros. No todo va a ser ganar, como les pasa a los dos grandes y a los dos que han ido a la zaga, que luego demuestran tener un mal perder... Ni mucho menos vamos a hacer como Marx (Groucho), quemando "más madera" de los vagones de atrás del tren, para que al final solo llegue la locomotora con un maquinista, que asalte los cielos solo, sin compañeros de viaje, sin ideología. Sin nadie, sin nada.

Porque amigos, como canta Pablo Milanés, "los caminos no se hicieron solos". Y justo es que si andamos por ellos para seguir avanzando, reconozcamos a quien estuvo en las luchas por la democracia en el país. Y a los que en Zamora estuvieron abriendo camino en las calles: contra la guerra, en las manifestaciones de campesinos, contra los recortes, en las mareas, contra el cierre de trenes, por el desarrollo de la provincia.

Con unos y con otros, en luchas que van llenando la mochila de ejemplos para seguir, de amigos para recordar, de algunas pocas traiciones para olvidar, de días de alegría y de desesperanza. De sencillas historias de gentes sencillas que, al día siguiente, "después de la batalla y muerto el combatiente", se acercaron para decir "amigo, no te mueras, te amo tanto".

Seguir adelante, con la mochila cargada de las esperanzas que fueron dejando los que hicieron caminos que "fueron a encontrarse, cuando el hombre ya no estuvo solo". No sé si esta vez tenemos más o menos votos, más o menos diputados, grupo parlamentario o no. No sé si hemos ganado o perdido. Pero sé lo que vamos a hacer al día siguiente: decirle al combatiente "no te mueras", "no nos dejes, ¡valor!, quédate hermano", no te pares, no te rindas, ¡levántate!, sigue.

Y cuando lo digamos todos los hombres de la tierra, y todas las mujeres, entonces? abrazarnos y echar a andar. Esa vez ligeros de equipaje, casi desnudos, "como los hijos de la mar".

(*) Teniente de alcalde del Ayuntamiento de Zamora