Desde luego que si Rajoy pone un circo le crecen los enanos, porque ahora, precisamente ahora, en plena campaña electoral -que discurre más pendiente de las televisiones que de los mítines- se descubre otro caso de presunta corrupción y de entidad millonaria por parte de un embajador del Gobierno y de un diputado del PP.

Los partidos de la oposición han vuelto a levantar el grito pidiendo explicaciones y el cese del diplomático, al que el Ministerio de Exteriores ya ha abierto una investigación. Lo mismo hace el partido, que además aparta de la campaña al parlamentario segoviano. En cuanto al actual embajador en India, Gustavo de Arístegui, resulta que es un antiguo conocido del PP de Zamora, provincia por la que fue diputado cunero aunque apenas se le vio. Y parece, según se publica, que fue en esa época donde pudo percibir, supuestamente, importantes comisiones de países del tercer mundo a través de una agencia de gestión. O sea, que ya tiene otro asunto Pedro Sánchez, el líder del PSOE, para el debate con Rajoy. Claro que el candidato socialista, en su peor momento, tampoco sale de rositas con los escándalos de los ERE de Andalucía. En total, y como no se cansan de repetir todos, menos PP y PSOE, la corrupción lleva costados 48.000 millones de euros del dinero público.

Y no es el único caso que aparece estos días en los medios, pues ahí está, en Almería, ese gerifalte provincial del PP que siendo alcalde de Roquetas de Mar vendió al propio consistorio seis coches de la marca de la que es concesionario por importe de 200.000 euros. O el del director general de la televisión pública de Castilla y La Mancha, la menos vista de España, según se informa, nombrado por Cospedal y que gastó más de 136.000 euros en gastos de representación, sobre todo en restaurantes de la guía Michelin y hoteles de lujo, incluso en los fines de semana.

En fin. Y mientras la gente lee y oye estas u otras noticias se encuentra en el buzón de su casa la propaganda de los principales partidos con las papeletas ya hechas para que el votante no se moleste, aunque mayormente la molestia consiste en tener que arrojar a la basura los sobres. En el debate del otro día, todos menos el PP se expresaron a favor de la reforma electoral, con listas abiertas. Las listas bloqueadas solo existen aquí y en Portugal, igual que solo en un par de países se contempla, como reclama el PP, que gobierne el partido más votado. En Europa mandan las alianzas. Aquí, un posible Gobierno tripartito de centroizquierda, que empieza a calar en mucha gente, hace temblar al PP que lo usa como botón del pánico pese al fracaso que tal formula le supuso en las elecciones de mayo.

Rajoy sigue sin acertar y cuando el viernes en un mitin ante los suyos daba la triste noticia del asalto yihadista a la embajada de Kabul, con dos policías españoles muertos, hablaba de un herido leve y de un ataque a una casa vecina a la embajada. Confusión explicable, sí. Y más miedo electoral.