Las fechas navideñas suelen ser muy complicadas y difíciles para las personas que padecen un trastorno de alimentación (anorexia, bulimia, comedor compulsivo, etc.). La vida cotidiana en los hogares se modifica, hay reuniones familiares y todo gira en torno a la comida, incluso en torno a la ropa de fiesta y el suplicio de las tallas.

1. Se producen recaídas

Hay abundancia de comida y dulces, lo que genera una ansiedad tal a los enfermos que la alegría de reunirse con la familia pasa a un segundo plano. Toda una serie de pensamientos negativos afloran generando miedo, angustia y un terrible gasto de energía pensando en estrategias para no comer, para que no se note, para vomitar sin ser vista, etc., etc. Miedo, es una situación de pánico que ocupa la mente durante días y días con el consiguiente estrés y las consecuencias que se derivan para la persona y para el entorno que a veces no sabe lo que está pasando y achacan el comportamiento a otras causas que no tienen nada que ver.

Además hay un continuo bombardeo de los medios de comunicación entre dietas navideñas, dietas para adelgazar después de las fiestas, productos light, importancia de la imagen, de una imagen prefabricada, claro, la delgadez asociada a la belleza y al éxito. El vestido de Nochevieja y otra vez miedo a las tallas, a la báscula, miedo a lo que son capaces de hacer, porque lo saben y se temen, es angustioso el infierno que tienen que vivir -y que no se note-, es frustrante, la sensación de fracaso cierra el círculo y vuelta a empezar?

Todo se altera en estas fiestas, es una época crítica para estos enfermos que padecen TCA, tanto para los que están en periodo de curación, que pueden tener recaídas, como para los que no están en tratamiento.

2. Estar alerta para detectar

Estas fechas propician momentos altamente conflictivos para las personas afectadas. Si tenemos sospechas de que alguien de nuestro entorno puede padecerla, hay que estar alerta y observar su comportamiento, no como policías vigilantes sino como aliados para brindar ayuda ante una enfermedad que se vive en silencio pero que tiene un mejor pronóstico si se detecta pronto.

¿Qué podemos observar?

-Se esconden del control y de los ojos de los demás para hacer conductas inadecuadas.

-Se sirven porciones pequeñas que desmenuzan y extienden por el plato.

-Juguetean con la comida haciendo creer que están comiendo.

-Comen y van al baño con cualquier excusa.

-Se ausentan cuando se sirven los platos fuertes.

-Aluden estar indispuestas o que les duele algo para justificar su falta de apetito.

-Se visten con ropa ancha para taparse.

-Están irritadas o agresivas.

-Nerviosas, se mueven de forma compulsiva, se levantan de la mesa, parecen ansiosas, etc.

-Después de comer se sienten mal y se aíslan con cualquier motivo.

Estos y otros comportamientos nos pueden dar una pista de que algo está pasando. Si sospechas que es algún tipo de TCA consulta a un profesional. La detección precoz es muy importante para evitar la cronicidad, los ingresos hospitalarios y mejorar el pronóstico.

¿Cómo ayudar?

-Infórmate sobre esta dura enfermedad.

-No le digas come.

-No le juzgues.

-No tengas las bandejas de dulces expuestas de continuo.

-Sirve las raciones de comida en platos individuales, y no llenes la mesa de viandas.

-Sé comprensivo con sus cambios de humor, "es la enfermedad la que grita".

-Manteneos firmes, exigiendo un comportamiento normal en la mesa. No os dejéis manipular.

-Realizar actividades juntos, favoreciendo sentimientos positivos.

Y sobretodo tener claro que la familia es un elemento fundamental en la detección y recuperación de estos trastornos que generan mucho sufrimiento, y en muchas ocasiones consecuencias dramáticas.

(*) Psicóloga de la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia