Portugal era un país independiente desde el año 1143, pero la muerte del monarca luso Fernando, sin hijos, en 1383, derivó en la entrega de la Corona lusa a los descendientes de Juan I tal y como figuraba en el Tratado de Salvaterra

Juan I de Castilla adopta el título de rey de Portugal y decide hacerse con el reino militarmente. Previendo una prolongada ausencia del reino castellano, nombra a tres regentes: el marqués de Villena, el arzobispo de Toledo y Pedro González de Mendoza. Estos pasan a ocuparse de la continuidad del Gobierno de Castilla, mientras que Juan I llega a Santárem para entrevistarse con su suegra Leonor, viuda del fallecido rey portugués. La reina, temerosa por los brotes de rebelión que se estaban dando en Portugal, renuncia voluntariamente a sus derechos en favor de su yerno Juan I de Castilla.

Elegido João I rey de Portugal, tomó como condestable al general Nuno Álvarez Pereira y pidió ayuda a Inglaterra. El 14 de agosto de 1385 Juan I de Castilla se enfrentó en Aljubarrota a los portugueses. Los castellanos, más numerosos y apoyados por franceses, atacan, sobre todo con la caballería, pero sufren una estrepitosa derrota y el mismo Juan I salvó la vida a duras penas.

El rey Juan I de Portugal, como agradecimiento al auxilio divino por la victoria en la Batalla de Aljubarrota mandó edificar el Monasterio de Santa María de la Victoria en Batalha. Es uno de los mejores y más originales ejemplos de la arquitectura gótica tardía en Portugal, mezclado con el estilo manuelino.

El 30 de septiembre de 1998, un grupo de personas mayores de Zamora hicimos una visita a Batalha. Han transcurrido más de 17 años desde aquel viaje y hoy, a través de la fotografía que tomamos como recuerdo, podemos guardar memoria de muchas de aquellas personas mayores que ya no están.