Mientras aquí en España y en otros muchos países el comercio se esfuerza por hacer del "Black Friday" un negocio redondo, eso sí, a fuerza de descuentos y otras cuestiones inherentes a la venta, en Estados Unidos el Friday es verdaderamente negro, pero muy negro, negro arma de fuego que es un color que en el país de Obama gusta mucho a los de la Asociación del Rifle y a miles de yanquis que creen en el poder de las armas. Poder que inculcan a sus hijos, desde edades bien tempranas, cuando tienen que jugar con puzles, trenes, famobiles, plays y esas cosas.

Hemos sabido que las pistolas triunfaron en las rebajas del "Black Friday" en Estados Unidos, celebrado la pasada semana, cuando la Oficina Federal de Investigaciones, el famoso FBI, revisó una cifra récord de antecedentes penales. Por cierto el FBI comprobó en 185.345 ocasiones los antecedentes penales de posibles compradores que aprovecharon el descenso de precios de ese día para comprar armas de fuego en vez de juguetes y regalos navideños, como es tradición en semejante día, precisamente en el que se dispara la fiebre del consumo en Usa, alcanzando muchos grados.

Si las armas no estuvieran a disposición de tantos y el eficaz FBI ejerciera un mayor control, a lo mejor no se producían episodios como el tiroteo ocurrido este miércoles contra un centro de ayuda a discapacitados en San Bernardino, que causó 14 muertos y 17 heridos. Uno más de los muchos que nos horrorizan cada poco, porque hay epidemia de tiros en Estados Unidos. Cuando no son alumnos, son profesores y cuando no los chicos del sheriff que tiran a dar, casualmente siempre a ciudadanos negros, Estados Unidos siempre ocupa página fija en Sucesos.

No me extraña que Obama se muestre avergonzado. Pero ni demócratas ni republicanos pueden con esta gente. Entre otras cosas porque en las filas de unos y otros hay demasiados defensores de las armas, con suficiente poder y dinero. Este último episodio de violencia armada que ha dejado sobrecogidos a todos los estadounidenses, a unos más que a otros, no ha hecho otra cosa que enfurecer más al presidente que ya trató de luchar, tras la matanza de 2012 en la escuela Sandy Hook de Newtown, donde fueron asesinados a tiros 20 niños y seis mujeres, firmando 23 decretos presidenciales que se han quedado en papel mojado. Y eso que en el todopoderoso Congreso estadounidense tuvo lugar un duro debate para incrementar el control de armas. Visto lo visto la cosa debió quedar en tablas. Una pena.

En el país de la máxima libertad individual, ejemplificada con el derecho constitucional de portar armas, el horror de las masacres no parece hacer mella en los defensores de rifles y pistolas. A lo ocurrido le remito. En el "Black Friday", los comercios de armas tuvieron que haberse abstenido. Pero es que en USA todo "is different", hasta las rebajas y la costumbre de ir de compras.