Porto constituye una auténtica referencia como centro de una comarca cuyas características geográficas no solo la definen por su paisaje, sino también por las posibilidades económicas que ofrece esa ganadería de primerísima clase, el vacuno, cuyas ferias han constituido una atracción permanente para buena parte de toda la región del Cantábrico.

El problema llega con las dificultades de comunicación a través de una de esas carreteras provinciales que, en muchos casos, nacieron sobre viejos caminos carreteros y, en el mejor de ellos, si recibió alguna ayuda, se cambió la tierra por el asfalto. A ello hay que añadir la geografía con su altitud y su clima, factores a tener en cuenta muy seriamente buena parte del año. Villanueva de la Sierra, Barjacoba y Pías, junto a su cabecera comarcal, están en su perfecto derecho a que se les atienda de manera clara, sin que se les mire de lado. Los ciudadanos, independientemente de las siglas de las instituciones que las gobiernen, tienen derecho a mantener su forma de vida y una economía. No hay derecho a que se les mire de perfil o se les prometa en campaña lo que ni siquiera se ha pensado plantear.

Esa carretera, que ayer eran válida para los medios que se disfrutaban, hoy está claro que constituyen una dificultad añadida a unos ciudadanos castigados ya con el abandono al que se les viene sometiendo. Máxime cuando en las instituciones se han cometido tantos desmanes, muchas veces millonarios. La carretera de Porto es necesaria, sobre todo ahora que vamos camino del invierno. Haremos votos para que los nuevos gobernantes salidos de las urnas sepan cumplir con ese mínimo de respeto y atención a una comarca cuyo aislamiento constituye una ofensa a la dignidad de sus habitantes y una prueba de desidia por parte de los responsables. Que Dios los ilumine.