U na de las primeras cosas que anunció el alcalde de Zamora, Francisco Guarido, en su toma de posesión, hace tres meses, fue que la nueva era municipal que comenzaba, tras 20 años de gobierno local del PP, se iría desarrollando sin pausas, pero también sin prisas. Y así está siendo. Primero ha habido que poner los pies en el suelo y que ir poniendo orden a la situación, y en ello se está. Además de replicar a las críticas sin ton ni son de una oposición, la del PP, que no concedió a IU-PSOE los 100 cien días de gracia habituales y que lo único que ha hecho con tan desenfrenado acoso político ha sido ponerse aún más en evidencia de lo que ya se puso en su nefasta campaña electoral de mayo.

No se trataba de llegar como un elefante a una cacharrería y demoler y cambiar todo. El auténtico cambio es otra cosa, y Guarido que ha estado tantos y tantos años como concejal, lo sabe. Ni de ponerse a elucubrar megalómanos proyectos, como el del parking de la avenida Tres Cruces con remodelación total y paradisíaca de la vía, para que luego todo quédase en nada de nada. Como pasó con el edificio fantasma del Ayuntamiento que tantos millones ha costado a las arcas municipales, o sea a todos los vecinos de la ciudad, o con aquella Sociedad de Turismo, que igualmente supuso la pérdida de dinero público, o con la sede o subsede concedida de Las Edades del Hombre, jamás reclamada por el PP.

La experiencia, realmente, no ha podido ser más nefasta. Así que de lo que se trata es de cumplir el programa electoral anunciado, con lo cual ya sus votantes y muchos zamoranos en general se darán por satisfechos, tras tantos fiascos, incumplimientos e incompetencia. De modo que se han dado ya los primeros pasos para rebajar los impuestos desde el año que viene, una de las principales promesas de IU y PSOE que bajan los tributos que sus antecesores subieron. El descenso del IBI y el fin de la tasa de las basuras eran las principales reivindicaciones ciudadanas, pero no solo esas sino otras varias tasas más cuyos textos ya han sido modificados para ser aprobadas.

Un ahorro para la gente, pero que va a suponer, lógicamente, una seria pérdida de ingresos para el Ayuntamiento, superior al medio millón de euros, 570.000 exactamente, mucho dinero, a la espera de conocerse el estado real de las cuentas heredadas. La bajada del impuesto de bienes inmuebles significará 217.000 euros menos al año y el cese del cobro de las tasas de basura en garajes y trasteros se eleva a 353.000. Ante lo cual, el equipo de gobierno compensará el déficit con el ajuste de los sueldos y un control riguroso y detallado de las licitaciones.

No solo en esto trabajan Guarido y los suyos de IU y PSOE, pues también han puesto en marcha el contacto directo con las asociaciones vecinales para conseguir mejorar cuanto antes el estado de desidia y abandono que ofrece la capital. Alcalde y ediles se patean las calles y el concejal de barrios trasmite al Ayuntamiento las peticiones y sugerencias que se van haciendo, en una fórmula de comunicación. Aprobado para el equipo de gobierno local, y suspenso para el principal grupo de la oposición.