Cuantas trabas, cuantos inconvenientes y cuantas dificultades encuentran los empresarios del comercio zamorano para abrir un nuevo establecimiento. En lugar de ayudarles se les putea directamente o esa sensación da. Intentar realizar una obra de nuevo cuño, una rehabilitación o solicitar la apertura de un establecimiento puede hacerse eterno. Es difícil llegar a conocer los criterios que se siguen para, en lugar de agilizar los tramites, demorarlos en exceso con el consiguiente quebranto para la economía y la paciencia del empresario de que se trate. Ni que Zamora se levantara sobre yacimientos como el de Atapuerca.

El invento ese de la "Licencia Express" debe funcionar a las mil maravillas en cualquier capital de provincia de esta comunidad autónoma, menos en la nuestra. En la nuestra, los duelos y quebrantos es lo suyo. No se puede tener a un empresario que desea mejorar esperando eternamente para poder abrir un nuevo establecimiento. A este paso no va a haber fotografías suficientes para, a modo de trampantojo, empapelar tanta luna de cristal que antes fue escaparate. Que no se cierre un solo comercio más. Hay calles donde cuando no es la jubilación es la cola de la crisis o la falta de ventas, el caso es que se cierran establecimientos de dos en dos y de tres en tres.

Y cuando algún empresario del comercio decide lanzarse a la aventura de dinamizar una calle con un nuevo establecimiento que aporta luz y color de día y de noche, las trabas administrativas le impiden progresar adecuadamente. Cabe esperar que el actual equipo de gobierno municipal, a diferencia del anterior, agilice los trámites y ponga en marcha la "Licencia Express" que se prometió y que nadie sabe qué pasó con ella. Hay que tener habilidad en la gestión y agilidad en las concesiones. No hay que dormirse en los laureles. Es malo para la salud de Zamora el cierre de tanto establecimiento viejo y nuevo. Porque no siempre se echa el cierre por jubilación.

Hay empresarios del comercio zamorano de toda la vida que ahí siguen, que ahí están como auténticos jabatos y que se merecen el reconocimiento, no solo de la Patronal, de Azeco, sean o no socios, se merecen el reconocimiento institucional y el aplauso de los zamoranos. Celeridad, por favor, en el papeleo, en los permisos, que manden a la burocracia a hacer puñetas y que se note el cambio, ojalá que en profundidad, más allá del cambio de nombre de una calle o la sustitución de un busto o un cuadro, porque nada de esto último es prioritario. Nada de esto último es lo que esperan sin desesperar los ciudadanos. También los de Zamora.