Seguiremos hasta dónde usted quiera, señora Martín Pozo. Quien utiliza a su padre es usted, yo solo me he limitado a concretar el parentesco con relación a ese piso que se coló en el Programa de Realojo del Ayuntamiento, porque así aparece en un informe de la Policía Municipal de febrero de 2003 dirigido a la entonces concejala de Servicios Sociales, e igualmente de otro de una educadora de Cáritas que aparecía como entidad intermediaria, y en el escrito de la propia adjudicataria del piso que denunció ante el ayuntamiento las condiciones de la vivienda.

Por desgracia es usted quien se esconde detrás de esa circunstancia para eludir el tema de fondo. Yo como usted, seguro, nos acordamos de los seres queridos y la vida nos ha enseñado eso a los dos. Y en ese sentido, créame que lo siento.

Lo que sucede es que el PP se cree que puede atacar siempre con todo, ponerme querellas permanentemente (la última firmada por usted), y que los demás tenemos que bajar la cabeza ante los señores del poder. Pues mire, no. Yo tengo derecho a defenderme de sus ataques y del despreciativo artículo que escribió el domingo en este periódico. De Laura Rivera y de mí han dicho verdaderas burradas, como que nos hemos enriquecido con la política cuando nunca hemos recibido nada por nuestros cargos, y que somos, dice usted, los políticos "menos transparentes de la democracia". Y encima tenemos que estar callados ante los amos de esta ciudad.

Pues mire, no. Yo no inicié la batalla, sino que fue usted. Yo no he perdido los papeles. Los encontré en diciembre de 2014 de la mano de Rosa Valdeón, que me los entregó como era su obligación, después de muchos escritos y recursos a decretos que me negaban las copias del expediente en el que aparece esa vivienda que se entregó a una persona embarazada y con varios hijos que después protestó por sus malas condiciones. Fue en su día Antonio Vázquez quien ordenó deshacer la venta. Pregúntele a él.

Han pasado muchos años de estos hechos. Yo encontré esos papeles hace pocos meses. Laboralmente todo está prescrito, aunque en la política nada prescribe. Probablemente no los hubiera utilizado nunca, por respeto a los funcionarios. Pero ante un ataque como el suyo y cuatro querellas a la espaldas de gente del entorno del PP, no querrá que ponga la otra mejilla. Lo lamentable es que cinco trabajadores del departamento de Servicios Sociales integrantes de la Comisión del Plan de Realojo tuvieran que reunirse el 10 de febrero de 2003 para informar a la concejala de Servicios Sociales que, sobre el piso en cuestión adjudicado a esta familia, "ningún trabajador social fue avisado para visitar la vivienda, como se hizo con todas" para certificar la transparencia del proceso, y que conocieron los hechos por las denuncias de la adjudicataria. Usted era, según esos trabajadores la que se encargaba de buscar las viviendas.

Yo no comencé la guerra, pero la seguiré si se empeña. Una querella más del entorno del PP no me va a doblegar.