Justo en la víspera de la campaña electoral, como si no se quisiese influir en los resultados cuando es justamente lo contrario, el oficialista Centro de Investigaciones Sociológicas, el CIS, ha dado a conocer la encuesta del pasado mes de abril en cuanto a intención de voto tanto de las citas autonómicas del día 24 como de los aún lejanos comicios generales. El trabajo, en el que los partidos de la oposición sospechan de un acondicionamiento previo, fue realizado, y es importante señalarlo, antes de la rocambolesca detención de Rato, de las acusaciones contra los parlamentarios populares Trillo y Pujalte, del escándalo Rus en Valencia, y de la denuncia e investigaciones tributarias de la presunta trama eólica de Castilla y León en la que pudo haber comisiones millonarias para altos cargos de la Junta.

Como ya se esperaba y ya había adelantado algún medio en otro sondeo, lo que más llama la atención es la bajada de Podemos que en los dos últimos meses parece haber caído en picado. Las campañas de PP y PSOE en su contra, más sus propios y numerosos errores, que van desde las luchas internas y la indefinición de sus programas a su ausencia en las elecciones municipales, se perfilan como las causas principales del acusado descenso de cara a las elecciones generales, solo por delante de Ciudadanos, partido al que le puede ocurrir otro tanto en los meses venideros, pero ya claramente por detrás de un PP que sigue a la baja y de un PSOE incomprensiblemente en alza. Lo que significa que el bipartidismo no ha muerto ni va a morir en 2015, aunque solo podrá sobrevivir con pactos de gobierno, o sea: del mal, el menos. Parece un sondeo bastante pegado a la realidad.

Es la misma tendencia que el CIS registra de cara a las ya inmediatas elecciones autonómicas, donde no habrá mayorías absolutas para nada lo que forzará gobiernos de coalición entre PP y Ciudadanos o PSOE y Podemos, o PSOE y Ciudadanos. Para los de Rajoy pintan bastos pues, según el citado sondeo, solo Castilla y León, cómo no, mantendría la mayoría absoluta, y aun así el dato parece cogido por los pelos y con papel de fumar, lo que le convierte en muy poco fiable, dado que la suma de porcentajes de votos es favorable al resto de partidos concurrentes por encima de ese 40 por ciento del PP que ofrece la encuesta, y que es posible porque, con este sistema electoral que todos menos los de Rajoy, quieren reformar, una cosa muy distinta son los votos y otra los escaños obtenidos como consecuencia.

Aun así, el PP perdería Extremadura y Valencia y posiblemente Madrid, a no ser que Ciudadanos pueda sostener la comunidad, y en todos los demás sitios, incluida Castilla-La Mancha de Cospedal, tendría que pactar a la fuerza para conservar algo de poder como única solución al desastre. Lo que significa que en estos días de campaña, con o sin sofá chester en la calle, caso de Zamora, la tabarra va a ser inmensa pues es mucho lo que se juegan los partidos y sobre todo, los candidatos: buen sueldo, bicocas varias de todo género y condición, despacho, secretarias, coche oficial, chófer? Los ciudadanos, en realidad, poco o nada les importan por mucho que pretendan hacer el paripé ridículo de lo contrario.