Los animosos y profesionales maestros y maestras de Música y Educación Física han celebrado en Zamora una nueva edición -¡y ya van diez!- de la Escuela en Danza, por la cual niños y niñas de Primaria e Infantil de los centros escolares se juntan para aprender y acercarse a otras culturas a través de los bailes y la música. Con ellos, profes, madres, padres y demás comunidad educativa -incluido el concejal de Cultura, que ya es integrar- participan en una actividad educativa integradora en un doble sentido: disciplinar y social.

Contrasta el valor que le echan a esta y otras actividades los maestros de Música, con el maltrato de sus enseñanzas en la nueva Ley de Educación del PP donde son consideradas, junto con la Educación Artística, como un "entretenimiento" para el ministro de Educación, señor Wert, o como simples "manualidades" para los sabios que hacen las leyes.

Con estas y otras palabras de desprecio han justificado la práctica desaparición de las Enseñanzas Artísticas en Infantil, Primaria y Secundaria, convirtiéndolas en materias optativas y sin que haya obligación de ofertarlas en los centros. Como también han hecho en Secundaria con la Filosofía en algunos cursos.

¡Está claro que el PP no quiere gente de la farándula o de la "ceja", ni de la "funesta manía de pensar" del absolutismo más cerril!

Si en Infantil y Primaria demuestran tener un desconocimiento absoluto del proceso de aprendizaje del niño, y de los aspectos del desarrollo que potencian las enseñanzas musicales y la denostada "plástica", en Secundaria tampoco permiten el acercamiento al peligroso mundo del Arte ni de la Filosofía, asignaturas pensadas para los cómicos y los locos a quienes se les puede secar el cerebro si les da por pensar.

Aunque para danza, la que tienen montada estos días todos los alumnos, sus madres y padres y sus profes, con las evaluaciones que la misma ley ha impuesto en el tercer curso de Primaria (también en sexto), que son consideradas solo como "diagnósticas". Pero que tienen de los nervios a profes, para que sus alumnos tengan buen resultado; a padres y madres para que lo tengan sus hijos, y a los propios niños de apenas ocho años que quieren estar a la altura de lo que profes, padres y hasta el ministro les exigen.

Porque al final, aunque sea una prueba solo para ver qué tal andamos, se registran los resultados de un examen, ¡un solo examen!, que pueden sentenciar en función de los resultados a un niño o niña de 8 años, a sus maestros y maestras, a sus padres, a un centro entero, a un barrio, a una ciudad o un pueblo, y a toda una comunidad autónoma con competencias en Educación. A todos, menos a los dirigentes políticos de todo el tinglado, que también quieren presumir de ser los mejores? a costa el esfuerzo, sacrificio y estigmatización de los más pequeños.

No hay más que ver cómo sacan pecho los dirigentes políticos cuando en su territorio los informes de PISA son favorables.

En esta comunidad, por cierto, nuestros alumnos -y no presumo de nada como el consejero de Educación- están por la media de la OCDE, a la altura de la potente Alemania y de la elevada Suiza, aunque sin llegar a Finlandia. Y por encima de otras comunidades autónomas más ricas ¿en qué? (Aquí no puedo menos que felicitar a mis compañeros de profesión).

Y por ello en parte han cambiado la ley. Para presumir de buen resultado PISA, que solo evalúa las asignaturas troncales, o sea leer y las cuentas, pero no a los poetas de corazón, a los artistas de las manos creadoras, o a los músicos del corazón, las manos y la armonía de todos ellos. De la Filosofía, o funesta manía de pensar, mejor ni hablar.

Madres, padres, profes y niños -la comunidad educativa en pleno- se oponen a que se "etiquete" a su hijo, a su alumna y a su compa de pupitre y amigo de juegos con una prueba "diagnóstica" de un solo día, que no tenga en cuenta quién es, qué ha hecho, de dónde viene? Sus circunstancias que, por cierto, sí conocen sus maestros de todos los días. Bastaría preguntarles a ellos para "diagnosticar", o sea, para saber qué le pasa y por qué.

Pese a todo, o por todo, según las estadísticas mis compis son felices. Son los más felices en su profesión, solo por detrás de psicólogos y científicos. Todos de profesiones humanitarias. Como profundamente humano es el arte, la música y el pensamiento racional.

Así que, podrán cambiar las leyes educativas, pero no acabarán con la Educación. Seguiremos cantando, dibujando y bailando? Pensando, sobre todo pensando. Educando el pensamiento y los sentimientos: Arte y Filosofía ¡Y escuela en danza!