No es oro todo lo que reluce en la formación del Círculo. Pablo Iglesias no es el líder democrático ad hoc que muchos esperaban. Pablo Iglesias es algo así como una especie de sumo sacerdote. En su particular sanedrín manda él, solo él y nada más que él. Los demás son corifeos que callan y por lo tanto otorgan. De lo contrario quedan relegados a la nada. En Andalucía, Podemos ha vivido su particular semana de pasión. No todos llegan y besan el santo como ha hecho la formación que en el sur lidera Teresa Rodríguez. Quince escaños en el Parlamento andaluz deben hacerse notar. Si puede ser cogobernando o en situación de privilegio para ir haciendo rodaje, mucho mejor.

Pero hete aquí que llegada la hora de las negociaciones, Teresa Rodríguez ha pasado a un discreto tercer plano, ni siquiera segundo, a favor de Pablo Iglesias que ha tomado las riendas de las conversaciones para la investidura. Lo que algunos advirtieron, PP, Ciudadanos e IU, se ha cumplido con creces. Puede que en cuestión de días todo se haya consumado. El Partido Socialista de Andalucía se echa literalmente en brazos de Podemos y viceversa. Le va a ser difícil, muy difícil, a Pedro Sánchez explicar según qué cosas. Aunque, ya sabemos quién manda en el Psoe.

La formación de Iglesias apoyará, si nada tuerce la firmeza de su decisión, la investidura de Susana Díaz. Bien es verdad que nadie regala nada y menos los políticos. El Psoe de Díaz deberá cumplir algunas de las condiciones de "sentido común", más impuestas que puestas por los de la formación morada. Manuel Chaves y José Antonio Griñán deben ser declarados personas non gratas. O dicho de otra forma, para garantizar su apoyo piden la dimisión inmediata de los dos ex de la Junta de Andalucía, rebozados de la mierda que trasmina toda la mierda de los Ere y otras putrefacciones generalizadas en la Junta andaluza. Nada que Albert Rivera no hubiera puesto como condición sine qua non para realizar el ejercicio de apoyo que necesita doña Susana.

Iglesias quiere sacarle a la presidenta dos cuestiones más: la ruptura de relaciones con entidades bancarias que participen en desahucios y el recorte en altos cargos. Conociendo la identidad de las entidades bancarias que participan en desahucios, tengo para mí que doña Susana lo va a tener difícil. La medida en la que buena parte de la ciudadanía, votante o no de Podemos, se muestra más de acuerdo es en la de meter la tijera en lo de los altos cargos. No hacen falta tantos. Cuando llegan o permanecen en el poder, los ungidos por la gracia del voto se vuelven locos nombrando secretarios, directores, subdirectores, jefes de esto, jefes de aquello y jefes de lo de más allá. Al final el incremento de la nómina de altos cargos es absolutamente onerosa, además de escandalosa.