Nuevo capítulo de la ya casi tradicional guerra que mantienen los comerciantes de la capital contra el Ayuntamiento de Zamora. No hay que remontarse tanto tiempo atrás para recordar enquistados enfrentamientos, con concentraciones empresariales en la Plaza Mayor de la ciudad, o duros debates verbales por unas u otras causas, siempre relacionadas, obviamente, con los intereses que los empresarios defienden, legítimamente y en uso de sus derechos que ven conculcados en ocasiones por la institución municipal a la que acusan de afán recaudatorio de dinero y de votos sin reparar en el daño que pueden causar al comercio de la capital, tanto a través de los impuestos y tasas como perjudicando gravemente al sector con medidas que desincentivan las compras tradicionales.

La última de las batallas fue bien reciente pues tuvo lugar en las pasadas navidades cuando desde el Ayuntamiento se autorizó la ubicación para esas fechas de un mercadillo en la plaza de la Marina, algo que en realidad sucede todos los años, pero que en esta ocasión se presentaba como un acontecimiento especial rodeado de pretendidos atractivos para el cliente, lo que hizo reaccionar a Azeco, la asociación de los comerciantes, que volvió a recriminar a la Alcaldía el permitir un evento que podía perjudicar a quienes pagaban sus tributos religiosamente durante todo el año, mantenían puestos de trabajo y generaban el dinamismo del consumo, a todo lo cual cabía añadir, en verdad, la delicada situación del sector, uno de los que ha sufrido de manera más directa la crisis. Sin embargo, el Ayuntamiento siguió adelante, y el negocio navideño se repartió entre todos, pasando el evento sin pena ni gloria destacable.

Lo de ahora es de mayor calado, pues se trata no de un mercadillo puntual para unos días determinados sino de celebrarlo todos los domingos, en el mismo recinto de Ifeza en el que ahora tiene lugar cada martes, lo que supondría la celebración de otro mercadillo semanal, algo que satisfaría, muy posiblemente, a clientes que no pueden acudir a comprar en jornada laboral matinal pero sí podrían hacerlo en un festivo. A muchos comerciantes les preocupa como es lógico la incidencia que esa nueva cita puede tener en sus ventas. Es cierto que en otras ciudades, caso de Valladolid sin ir más lejos, hay mercadillo los domingos, el único que se celebra de manera habitual en la semana. Por su parte, el Ayuntamiento está dispuesto a atender la petición de los vendedores ambulantes -que por su parte quieren limar asperezas con el comercio local- y ha condicionado su celebración a que la Diputación acceda a la cesión de los terrenos de Ifeza en las mañanas dominicales, lo que ya ha sido concedido.

Estamos en plena época electoral, a menos de dos meses para las elecciones municipales, y en realidad tampoco se entiende mucho la situación planteada cuando al Ayuntamiento le quedan semanas de vida útil tan solo y lo más discreto hubiese sido dejar esta patata caliente para sus sucesores en la Alcaldía, sobre todo teniendo en cuenta que, aunque siga gobernando su partido, el PP, no existirá la menor continuidad al renovarse el equipo. Pero algunos parecen dispuestos a armarla hasta el final.