En plena Semana Santa, totalmente anonadado por las procesiones que no cesan, leo en la sección de Andalucía de un periódico nacional una noticia sobre fútbol. Fútbol y procesiones: dos fervores muy nuestros.

Trata de la cesión por el Ayuntamiento de Málaga de unos terrenos al multimillonario Abdullah al Thani para que construya en ellos la ciudad deportiva del club local, la Academia, como la llaman pomposamente. ¡Ay, si Platón levantara la cabeza!

El jeque catarí es dueño del Málaga y al parecer había amenazado por las redes sociales -poderoso instrumento de presión popular, según parece- con llevarse su acariciado proyecto a otro lugar si la Junta de Andalucía y las autoridades locales no satisfacían su capricho.

Pero lo que llamó poderosamente mi atención fue el hecho de que, según la información, la ciudad deportiva se instalará en la zona de Arraijanal, "el último paraje que queda sin urbanizar en la línea costera" de la bella ciudad andaluza.

Uno que ha recorrido esa línea costera y ha visto la espantosa desfiguración del paisaje para lucro personal de unos cuantos constructores y vergüenza de quienes desde el poder consintieron semejantes atropellos no puede por menos de echarse las manos a la cabeza.

Claro que no hay que sorprenderse de nada en una provincia en la que se permitió a un tal Gil y Gil hacer de su capa un sayo mientras los vecinos de las urbanizaciones por él levantadas le jaleaban y votaban una y otra vez.

Explica la cronista que redactó la noticia que la ocupación de esos terrenos le saldrá al club "a coste cero", es decir que se le donará gratuitamente por 75 años nada menos.

Y el alcalde, del PP, comentó al respecto durante la firma del protocolo de intenciones con el director general del club: "Lo que es bueno para el Málaga es bueno para la ciudad (?) No se busca ningún tipo de rentabilización".

La Academia del Málaga CF, que se incluirá en un sector en el que la Junta construirá un parque metropolitano -uno respira de pronto algo aliviado- tendrá varios campos de fútbol, salas de usos múltiples, aulas para actividades y talleres.

Todos los trámites burocráticos parecen haberse superado con una velocidad que para sí quisieran los que pelean por otros proyectos educativos o culturales lo mismo en Andalucía que en otras partes del país.

Pero el fútbol es el fútbol, y la viabilidad del Málaga, según sus directivos, depende de la ayuda que le presten las instituciones y de que logre mantenerse en Primera División, a lo que contribuirá, según parece, la proyectada ciudad deportiva.

Jeques y fútbol, fútbol y procesiones. ¿Es ese el futuro?