La Mota, es, para mí, un refugio de paz y esparcimiento; miro las alamedas de los valles donde la sombra de las hojas son una realidad en nacimiento y percibo cómo la nieve se va perdiendo en la Cabrera Alta, apenas si es una manchita pequeña sobre la cúspide de las mayores alturas, y las Sierra de la Culebra y el Teleno mantienen el tono azulado oscuro de la lejanía; toda esta conjunción paisajística, propicia que la mente se explaye en la contemplación. Pero esta mañana luminosa, el Sol, golpea con calor y fuerza sobre la meseta arcillosa y me refugio en la arboleda y, así, descanso al cobijo de una enorme acacia y me abandono sentado en un banco. Allí, reparo en el árbol y pienso que está muy lejos de la su hábitat natural, la sabana africana; veo que está podado en sus ramas laterales y tiene los seccionados muñones al aire, y pienso que, sin duda, se siente en desventura y vegeta añorando la poda natural de las jirafas, pero disfruto, en la espesura del bosquecillo, su agradable y delicada sombra.

Estoy en disquisiciones seudofilosóficas cuando un paseante, aproximadamente de mi quinta, se para mi lado se sienta conmigo y entabla conversación llamándome por mi nombre, como si me conociera desde siempre y le sigo el juego, pero no sé quién es.

Este señor X, comenta que está incomodado y no entiende porqué un pariente suyo, un tal Antonio, que debo conocer, al que tacha de persona de ideario progresista, un socialista o comunista benaventano, de los que proponen eliminar generaciones de nonatos rompiendo el cauce y el derecho a la vida humana, creando madres antinatura; es uno de los que gritan Gürtel y no gritan justicia para todos igual; de los que eliminan la enseñanza religiosa y cualquier vestigio de responsabilidad ética en favor de un falso laicismo, que se impone sin derecho y por encima de las familias, para amaestrar y adoctrinar niños, al estilo de las madrazas islamistas, aunque para sus hijos y nietos siempre fue, el Colegio de las Monjas y el Virgen de la Vega, el ámbito educador, sin embargo cuando llegan estas fechas, son de hábito y procesión: No entiende nada.

Intentando iluminar su oscuridad, que también es la mía, le digo: Comprendo que no lo concibas, que la política, al menos en España, se compone, en su mayor parte, de garrapatas sociales, de vivales que se han procurado un trabajo permanente y, a veces, compartido con otros sueldos oficiales, sin más atributos que servir a un partido y pasando del trabajo público al descaro personal.

Estos personajillos, van a lo suyo y de sus hijos, hacen política social de reparto para ellos, y son un clan de sectarios, aunque algunos pretenden justificarse llamándose cristianos, pero son los que nos llevaran a la cuneta para darnos el tiro de gracia. Saben de sobra que el cristianismo es -para el que quiera-, una manera de vivir en aceptación de un ideario de respeto a todos, incluidos los que nos matan, y no es política ni impone la teocracia, que distinguimos a Dios del César. El Cristianismo no es socialismo, es dar la vida sin pedir nada a cambio.

La progresía, sabe que en Cristo, todos somos hermanos y, así, no hay proletariado a quién explotar y engañar. Pero son tan falsos, que los PSOE, podemos y de más ateos tira cruces que hoy levantan la Cruz cristiana en hermosas procesiones, hasta exigen la propiedad de la Catedral de Córdoba... hay tanta amoralidad alrededor de nuestra política que siempre nos quedaremos cortos. Estate tranquilo, recuerda a nuestra hermana Teresa de Jesús, Nada te turbe,/ nada te espante,/ todo se pasa,/ Dios no se muda;/ la paciencia/ todo lo alcanza;/ quien a Dios tiene/ nada le falta:/ Solo Dios basta.