Opinión | Muy breve
Herminio Ramos
A quién le estorba
La Administración no acaba de apostar a fondo por el proyecto de la biorrefinería de Barcial del Barco
He llegado a la situación, peligrosísima situación, de no creer en nada de lo que dicen, cuentan o prometen los altos niveles de la Administración, sin excepción alguna desde las orillas del Manzanares a las del cercano Pisuerga. Esa mal llamada democracia que para acercar al ciudadano ha creado o se ha convertido en una serie continuada de vallados, cercas y alambradas de tal dificultad que uno no sabe bien a dónde acudir ni a qué puerta llamar cuando se presenta un proyecto, un intento, algo que después de hincado se bloquea y no hay quien sea capaz de arrancarlo del abandono, olvido, desprecio y, después de tanto humo, basura y porquería desparramada por todas partes, no sé con qué quedarme.
Y llegamos a Barcial del Barco, una seria y gran oportunidad para resolver varios problemas y dar solución a una serie de incógnitas que se están desarrollando en toda nuestra geografía y que están vociferando constantemente los voceros oficiales, sin explicar su incompetencia y una respetable dosis de poca buena fe. La iniciativa para crear una biorrefinería -un proyecto de futuro- está siendo bloqueada y parada, mientras pregonan a todas las horas la tortura de la despoblación pero nadie responde a las constantes llamadas de la promotora de esa iniciativa que pide soluciones para una rica comarca y para cientos de miles de hectáreas que esperan desde hace unos años esa posibilidad nueva que, al parecer, podría quedarse en el papel.
Estamos en un buen momento, año de elecciones, candidatos, programas y promesas por doquier, como siempre o casi siempre, vamos a esperar para confiar en la buena intención de algún despistado que se le ocurra colocar en su programa una obra imprescindible, un momento y situación clave en estas tierras, como otras tantas cosas que están pendientes de papeles y firmas que nunca llegan.
La causa de estos retrasos y de estas paradas que no tienen justificación alguna debe ser consecuencia de un exceso de despachos, la falta de una sincronización entre ellos provoca esos parones enormes que solo se pueden entender con la existencia de enormes agujeros por donde se pierde el futuro. Barcial espera, y con ella la comarca, que en el próximo otoño la central programada esté funcionando y si no fuese así habrá que quemar en la hoguera todos los papeles para que no quede ni una sola muestra de tan vergonzoso fracaso. Barcial se merece contar con la biorrefinería.
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