Vaya por delante mi desacuerdo con el traspaso de las competencias educativas a las CC AA y ello, lejos de ser una postura ideológica, se fundamenta en dos datos difícilmente contestables: el traspaso, al margen del enorme coste económico, ni ha servido para que España en su conjunto mejore sus resultados académicos en lo que cabría esperar, ni, y es lo más grave, ha corregido las enormes desigualdades entre unas regiones y otras, existiendo en algunos casos unos desajustes que deberían hacernos reflexionar a todos como sociedad acerca de la manera en la que estamos gestionando la educación, nuestro futuro? Basta echar un vistazo al último informe PISA (Programme for International Student Assessment), llevado a cabo por la OCDE, para ver, por ejemplo, que en competencia matemática hay una diferencia de 56 puntos entre la comunidad que obtiene mejores resultados, Navarra, y la que peores, Extremadura. Diversidades similares se producen en competencia lectora y en competencia científica.

Dicho esto, y puesto que hemos de asumir la gestión de la educación por parte de las CC AA, no estaría de más que al menos se buscase algún elemento positivo que pueda redundar tanto en la mejora de las CC AA con resultados más mediocres como, por ende, en la mejora de los resultados globales de España respecto a los demás miembros de la OCDE y la UE. Y en este sentido sería muy conveniente que fluyese de manera constante la información entre unas CC AA y otras, de manera que aquellas que obtienen mejores resultados compartan sus metodologías y planes de actuación con las demás. En otras palabras, que las acciones de "benchmarking", término exportado de los modelos de calidad y que no es otra cosa que establecer indicadores de comparación como forma de aprendizaje de los mejores, aprovechen lo que de bueno se hace dentro de nuestras propias fronteras, sin que ello haya de suponer desdeñar lo que se hace allende las mismas, por una razón esencial en la práctica educativa: los rendimientos académicos no dependen exclusivamente de lo que se enseña y aprenden los alumnos, sino de otros factores como la participación de las familias en el proceso de enseñanza-aprendizaje y el contexto económico, social y cultural, de manera que es evidente que a la hora de realizar cambios en los modelos educativos es más factible y con más posibilidades de éxito hacerlo sobre colectividades más próximas en todos los contextos señalados que sobre otras con unas diferencias abismales. Es decir, los rendimientos de países como Corea o Finlandia son, sin duda, un referente a tener en cuenta, pero no es viable traspasar sus modelos educativos a España sin más por cuanto las diferencias entre los agentes que afectan al rendimiento son enormes y difícilmente exportables en conjunto, si bien sean referentes que en determinados aspectos hayan de tenerse en cuenta. Y es aquí donde entra en juego la comparación, el estudio y la información entre territorios nacionales que aun teniendo diferencias estructurales entre sí estas son muy inferiores a las existentes con otros países.

Llegados a este punto es donde Castilla y León ha de ser tenida muy en cuenta por el resto de CC AA, ya que los datos que presenta en el informe PISA avalan que, aunque queden cosas por mejorar, su gestión educativa es un caso claro de éxito y, por lo tanto, ha de ser un referente para el resto. Sin ánimo de ser exhaustivo, basta revisar algunos datos para confirmar lo dicho: en competencia matemática, Castilla y León está por encima de la media de la OCDE, UE y de España, con resultados significativamente similares, junto con la Comunidad Foral de Navarra, a los de Finlandia, Bélgica o Alemania. Lo mismo cabe decir en competencia lectora, donde Castilla y León, junto con Asturias y Cataluña, vuelve a obtener resultados superiores a la media de la OCDE, UE y España. Finalmente, en competencia científica, los indicadores de Castilla y León la sitúan como la primera región española, muy por encima de la media de OCDE, UE y España. A esto habría que añadir otro dato significativo a la hora de valorar los rendimientos académicos de un sistema educativo: los indicadores de alumnos que no alcanzan los objetivos. Pues bien, en este apartado, en todas las competencias analizadas por PISA Castilla y León presenta unos datos sustancialmente inferiores a los de la media de OCDE, UE y España, oscilando entre el 14%, en competencia matemática, y el 9% en competencia científica, situándose de esta manera en la estela, cuando no con mejores resultados, de países sistemáticamente tomados como referentes como Finlandia, Noruega o Alemania.

La firme apuesta que desde hace años se ha hecho en Castilla y León por planes de atención a la diversidad y de convivencia, la implantación de modelos de calidad, especialmente el EFQM, como método de gestión y evaluación de la actividad docente, así como los programas de TIC, o de fomento de la lectura, son algunos de los factores que han posibilitado estos resultados, de manera que, aun cuando todavía haya que seguir profundizando, como hace unos años señalaba el director general de Política Educativa Escolar de la Junta, Fernando Sánchez-Pascuala Neira, en la equidad de los resultados entre los distintos centros de cada provincia, me parece imprescindible que tanto desde las consejerías de educación de las distintas CC AA como desde los equipos directivos escolares se fijen indicadores de comparación y planes de intercambio de experiencias educativas teniendo las políticas educativas llevadas a cabo en Castilla y León como un referente significativo del buen hacer educativo en nuestro país.

Luis M. Esteban Martín. Profesor y Experto Universitario en Convivencia Escolar