Cada nuevo año solemos hacer una lista de buenos propósitos para el año que comienza; la experiencia nos demuestra que, por lo general, no van más allá del primer trimestre.

Creo que es el momento, ahora, en sus comienzos, de reflexionar y pensarse muy seriamente que el cumplimiento de los "buenos propósitos" depende única y exclusivamente de nosotros, de nuestra fuerza de voluntad. La coherencia debe presidir nuestros actos y el compromiso con nosotros mismos. Así, si un fumador hace el firme propósito de dejar de fumar debe ser coherente y no aplazar la decisión para después de? (pues siempre encontrarán un motivo para fumarse un cigarrillo, café, copa, etc?), pues sabemos que quienes dilataron "sine die" la decisión siguen con el cigarrillo en la mano; lo mismo ocurre con el cursillo de inglés, la dieta, la asistencia al gimnasio, ahora está de moda el pilates, el matricularse en la asignatura pendiente para terminar un curso de un plan de enseñanza ya extinguido, etc?, todo tiene su momento.

Hemos oído decir, una y mil veces mil, a los políticos que esta es la Navidad de la recuperación (con minúscula). Es mentira y lo saben perfectamente, ¡cuántos propósitos incumplidos! Me pregunto qué pasa con los desahucios de personas mayores, con los parados de larga duración y escasa o nula formación, sin posibilidad de un nuevo empleo, con los ancianos, enfermos, niños de familias pobres, en vía de exclusión social, y tantos y tantos marginados que nos rodean.

Estas personas, seguramente, hayan recibido mil una promesa de que su asunto se va a resolver de forma satisfactoria y no ha sido así, una de las muchas promesas incumplidas, lo cual es muy feo, y genera desconfianza en la palabra dada.

El año que ahora comienza es año electoral, señores políticos, cuiden muy mucho sus promesas y propósitos, no recurran al pasado ni al futuro, sean realistas. El presente es la cruda realidad que todos hemos de mejorar. Esperemos que como año electoral no sea el año de las mentiras; pues mentir es decir lo contrario de lo que se piensa con intención de engañar. Hacer referencia al pasado, es de tontos, perdón por la expresión, al futuro es de locos y al presente de inteligentes, pues seamos inteligentes, coherentes y humildes, nuestros semejantes nos lo agradecerán.

El sacerdote en la homilía del día de Año Nuevo hacía una interesante reflexión sobre la indiferencia y decía "No podemos ser indiferentes ante el sufrimiento humano". El sufrimiento lo tenemos en nuestra propia vida cotidiana, en nuestro entorno familiar, en nuestro trabajo, en nuestros vecinos; hagamos el firme propósito en este nuevo año que ahora comienza de ser un poco más humanos y apartar de nuestra vida la indiferencia, el egoísmo, el consumismo y seamos más humildes, para conseguir un mundo mejor para todos, ¡nos lo merecemos! Como dijo Antoni Bolinches "No podemos ser los mejores en todo, pero podemos ser mejores en todo". Que sea nuestro buen propósito para el año que comienza, hacer la vida más agradable a las personas de nuestro entorno y si damos ejemplo con nuestra vida seguro que todo será más fácil para los más próximos.

Feliz Año Nuevo y prosperidad para todos.

Pedro Bécares de Lera (Zamora)