Se acabaron las fiestas tradicionales que a unos gustan más y a otros gustan menos, que a algunos hacen felices y para otros suponen el agudo dolor de la desdicha en forma de ausencias o malas previsiones o cualquier forma de carencias, y se vuelve a la normalidad dentro de lo que cabe, entre otras razones porque esa normalidad trae aparejada en 2015 una doble cita electoral.

La noche y el día de Reyes discurrieron en Zamora y en buena parte de España bajo una niebla intensa y depresiva que una vez más no arredró para nada tanto a la gente menuda como a los mayores a la hora de lanzarse a la calle a ver la cabalgata y de ultimar las compras para los regalos. Unas compras que siguen siendo mayores estos días que las efectuadas en la Navidad de Papá Noel, según los comerciantes locales, y según una reciente encuesta -que ahora hay encuestas para todo- que afirma que el 77 por ciento de los castellanoleoneses prefieren recibir sus obsequios en la fecha del 6 de enero, como siempre, pese a la moda del viejo gordo vestido de rojo de la barba blanca. Incluso los niños lo prefieren, de atender a este sondeo, aunque el hecho incuestionable es que los juguetes del 25 de diciembre pueden ser disfrutados más tiempo, con las vacaciones por delante, mientras que mañana ya hay que volver al colegio.

Sea como sea, se acabó el estrés navideño, y se acaba y empieza otro ciclo, y con mejores perspectivas que en años anteriores de creer los datos. A lo mejor tiene razón Rajoy, el caso es que se ha notado más animación en las calles y en los establecimientos comerciales y en la hostelería. Con las rebajas de enero ya puestas en marcha, lo que servirá para que las ventas continúen durante días y semanas, aunque mirando de reojo a la tarjeta de crédito, sobrecargada por las pasadas fiestas. Pero no es solo eso, porque el año ha terminado con 250.000 parados menos de los de empleo fijo, que es lo que más vale, y eso es una noticia no solo positiva sino insólita en los últimos tiempos pues es el primer año que se crean puestos de trabajo desde que estallara la crisis, con el consiguiente aumento de afiliados a la Seguridad Social, algo imprescindible para mantener el sistema del bienestar, objetivo irrenunciable de cualquier opción política. Lo malo es que, pese a todo, estamos en 4,4 millones de parados, que eso no se puede olvidar, aunque tampoco se pueda olvidar el importante empleo sumergido existente ni las superiores cifras de paro de la EPA, todo lo cual conforma la realidad del complejo momento laboral que vive el país.

Hasta en Zamora hay menos desempleo que hace un año por estas fechas, con casi mil personas que han desaparecido de las listas de los que buscan empleo en el antiguo Inem. Claro que, al parecer, la mayoría de los casos son prejubilaciones, que siguen abundando, gente que decide emigrar a otras zonas del país o al extranjero, y los fallecidos. Habrá que ver los datos de la Encuesta de Población Activa, sobre todo en cuanto a la tendencia, que es lo más importante y que parece confirmarse definitivamente. Todo lo cual va a servir para animar el cotarro electoral de cara a la primera cita, la de mayo, aunque falte todavía mucho tiempo por delante. Pero desde ahora no habrá tregua ni descanso para fijar o cambiar la intención del voto.