Es un tópico referirnos a la situación -en general- de la sociedad de nuestro tiempo. No ya por su laicismo, unas veces larvado, en otras disparado. Incluso en nuestra patria. La corrupción, la globalización, el paro, la no regeneración, el electoralismo, las perspectivas de la juventud, ante el escaso esfuerzo escolar. En una obra reciente reflejábamos el sentido de la "emergencia educativa", que en el Sínodo de los Obispos de 2012, le había dado Benedicto XVI, y antes san Juan Pablo II. (El papa Francisco, cercano a los pobres, a los desheredados, y a los no creyentes, sin embargo, ha situado en un reciente libro editado en Argentina, 2013, la educación como "desafío" y "pasión").

Esta realidad -europea y española- debiera tener una perspectiva que ha sido "histórica", a la vez que de plena actualidad: la eucarística. Me explicaré: en el siglo XIII, en plena Edad Media, con las contusiones eclesiásticas, y las "herejías" -la protestante de Lutero, y la anglicana-, había no pocas desviaciones religiosas, dentro del oscurantismo global, salvado en buena parte por las órdenes mendicantes y los monasterios de vida contemplativa: se ponía en duda la presencia de Cristo en el pan y vino consagrado en la Eucaristía. Y también la virginidad y ascensión de la Madre de Jesús.

Pues bien, en este año 2015 se conmemoran dos aniversarios en España, y en la Iglesia Universal: 775 años del milagro ocurrido en Luchente (Valencia), en plena reconquista del Reino de Valencia, consistente en seis formas consagrada convertidas en sangre, pegadas al corporal. Berenguer de Entenza y don Jaime I decidieron se colocasen en una arqueta, y puestas en una "mulilla ciega, para que atravesaran Teruel, Daroca, y Calatayud. La mulilla se reventó, a la puerta del hospital de los Trinitarios, en Daroca (Zaragoza). Luego pasaron a la que sería colegiata-basílica, donde actualmente se custodian. Los Reyes Católicos ordenaron construir una capilla, y hacer el crucero, a estilo de la basílica de San Pedro de Roma, con una impresionante talla de la Asunción. El milagro fue defendido por san Buenaventura y san Tomás de Aquino. El proceso en Roma fue largo, culminándose ante Urbano IV, instituyendo la festividad del Corpus, en 1264, como expresión externa de la fe eucarística, recordándose los 750 años de aquella fecha.

Hoy, Daroca ha lanzado esta conmemoración doble. Vuelven los peregrinos, como unas 1.500 personas mayores. Y otra de la parroquia de San Juan Crisóstomo, de Madrid, a la que nos incorporamos, con algunas personalidades como el profesor Álvarez de Eulate, que fuera senador y eurodiputado, presidente nacional de UNAMU, y el tenor Miguel Alonso. Ha servido para volver a hilvanar las pinturas murales con la historia de la Virgen María y de la Asunción con la fe eucarística. La peregrinación culminó con la plegaria ante los restos de sor Teresita del Niño Jesús, venerable, en proceso de beatificación, religiosa dominica. Junto a ser ciudad frontera con Castilla y núcleo de enlace con los peregrinos del camino de Santiago, es lo que dio fama en Europa. Incluso de Polonia hay testimonios de peregrinaciones. San Pascual Bailón, desde los montes cercanos, era fiel devoto de los Sagrados Corporales.

Si, como entendió Juan Pablo II y sus sucesores, la Europa de nuestro tiempo se salvará si se confirma en la fe cristiana y sus valores, no hay duda de que los aniversarios eucarísticos de 2015, antes citados, pueden ayudar, como en el siglo XIII, para cubrir los vacíos marianos y eucarísticos. El Orvieto italiano pudiera tener un competidor en España como los Sagrados Corporales de la ciudad de Daroca. Bien pudiera decirse, como afirma el cardenal Añoveros, que Europa se encontrará asimismo, por la Eucaristía.