La pobreza no es un accidente. Como la esclavitud, la segregación y el racismo, es una creación del hombre y puede eliminarse con las acciones de los seres humanos".

Esta cita de Nelson Mandela encabezaba el texto con el que se daba a conocer "Solidaridad Popular San José Obrero", iniciativa hoy más conocida como "Cocina Solidaria", que nació al amparo y en el seno de la Asociación de Desarrollo Comunitario en el pasado mes de marzo.

Fueron muchos meses de preparación, de estudio de qué hacer, de cómo hacerlo, de visitar y conocer otras experiencias. Lo viví por teléfono porque la información me llegaba hasta aquí, a Barcelona, cargada de entusiasmo -luego tuve oportunidad de ver iniciarse y avanzar el proyecto en varias de mis visitas a Zamora-. Finalmente, en La Josa, en un aula del Desarrollo Comunitario se construyó -por prestación personal, como hicimos antaño- la cocina.

"¡Hemos dicho basta y empezamos a caminar!". Así finalizaba el texto de su presentación. Se iniciaron atendiendo a siete personas y casi sin fondos, era marzo; en mayo eran veinticinco las atendidas; en julio, en torno a cuarenta; en agosto, además, un campamento urbano con dieciséis niños en el comedor; en octubre, unas cincuenta; ahora son ochenta?, de todos los barrios de Zamora y de algún pueblo cercano. ¡Caminar, caminan; vaya si caminan!... Y no le faltan apoyos: el barrio, la ciudad entera se está volcando: entidades varias, empresas, establecimientos comerciales, gentes de a pie, innumerables aportaciones individuales y? ¡los jóvenes!: "Juventud obrera de San José" se ocupa de organizar proyecciones cinematográficas, encuentros musicales, actividades deportivas, actos todos para mejorar la tesorería de la "Cocina Solidaria" y recoger alimentos para su despensa?

Aplicando el principio de reciprocidad: "yo recibo, yo doy" con la elegancia, la sencillez y el coraje de quienes ya han luchado por otras causas, estas gentes de San José Obrero se han aplicado a la tarea de paliar, en lo que les alcance, los infortunios del paro y la marginación. A algunos les parecerá una obra de caridad de las muchas que conocemos o una acción más de voluntariado. A mí me parece algo más, quizá confundido porque conozco a las personas y sé cómo se entregan. Hay sobre todo un punto de rebeldía en el quehacer diario de estas gentes. Hay, más que nada, una actitud de inconformismo y de insumisión ante el enorme desgarrón en el bienestar y en los derechos sociales que estamos viviendo.

Es la dura realidad de la calle, es la pobreza que se cronifica, es la mirada solidaria al vecino lo que activa y mueve a estas gentes a hacer un esfuerzo que aspiran a que no sea necesario dentro de un año porque, como oyen repetir a los que gobiernan, la crisis ya es historia?

Coda que viene a cuento: tenemos detrás al Ayuntamiento... No, no, no nos apoya. ¡Nos hostiga! ¡Nos embarga, por unos recibos de IBI erróneamente expedidos! Seis meses ya, desde que se llevaron ¡más de siete mil euros! de las cuentas de la Asociación y no ha habido forma de recuperarlos. Tampoco el levantamiento del aval -225 euros al mes- por las obras cuya subvención se justificó hace mucho tiempo. Ahora, elaboran un proyecto de convenio de uso de La Josa en el que pretenden anular el vigente desde 1998 que nosotros hemos cumplido y estamos cumpliendo rigurosamente. Gracias a él se mantiene abierta toda la finca y una calle interior que permite a los vecinos de Peña Trevinca llegar hasta el Bolón: no sé si el Ayuntamiento entiende que se ha de cerrar ese paso. No sé si creen que podemos aceptar que no amueblen debidamente, como se firmó, el parque infantil. No sé si les parece que podemos renunciar a las mejoras a que se comprometieron entonces y aún están por hacer. No sé si creen que La Josa es cualquier cosa?