El año que está a punto de concluir quedará marcado para siempre en la historia de la Semana Santa de Zamora y en la de la cultura de Castilla y León. La celebración de la capital zamorana por antonomasia es ya Bien de Interés de Cultural tras la incoación del expediente por parte de la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León. Es, sin duda, el mejor broche para un año en que la Pasión zamorana volvió a lucir como merece en los ámbitos nacional e internacional, y el mejor acicate para que los zamoranos sigan contribuyendo al esplendor renovado de una tradición varias veces centenaria.

La Junta de Castilla y León ha sabido reconocer justamente el trabajo desarrollado por el equipo de la Junta pro Semana Santa de Zamora, con su presidente Antonio Martín Alén a la cabeza, y capitaneado por expertos en arte e historiadores de primera fila que han sabido poner de relieve en la prolija documentación aportada, los valores intrínsecos de una celebración secular con motivos de sobra que la hacen merecedora de la singularidad otorgada por parte de la Consejería de Cultura. El expediente redactado por los especialistas semanasanteros zamoranos ha sido alabado por las autoridades culturales y universitarias que lo han examinado por su enorme calidad, lo que además evidencia el talento sobresaliente de los estudiosos de nuestro patrimonio.

Su labor ha sido determinante para marcar un doble hito histórico, porque a la distinción como BIC se une el hecho de que, por primera vez, el Gobierno regional lo concede a una Semana Santa de forma global. En el caso de la provincia de Zamora, donde abrió este mismo año también brecha Bercianos de Aliste, el marchamo BIC se concreta en las procesiones del Jueves y Viernes Santos. En el caso de Zamora, el objeto de la declaración es "el conjunto de atributos que constituyen la esencia y espíritu de la Pasión zamorana, que garantizan su pervivencia y el papel activo de la sociedad", lo que constituye "un referente identitario de la población que lo ha impulsado".

La declaración ensalza, por tanto, el enorme vínculo entre la Semana Santa y los zamoranos, capaz de traspasar generaciones y que moviliza al año más de 35.000 cofrades, que se mantiene como nexo de unión, a veces casi único, incluso para aquellos que residen fuera de la ciudad. No es solo el arte, el repertorio completo de la Pasión a través de más de medio centenar de grupos escultóricos, el escenario de sus calles, la estética procesional. La Junta ha sabido reconocer en ese extenso y minucioso trabajo presentado la esencia misma de la celebración, lo que le otorga su carácter inmaterial o intangible. Un hecho que probablemente, la convierta en eterna y merecedora de conservarse a través de los siglos, como así ha sido hasta ahora.

La Junta pro Semana Santa ha sabido recuperar el tiempo perdido en años anteriores y en menos de doce meses ha logrado culminar un proceso determinante en esa meta marcada para obtener un sello de distinción, una vez que el título de Interés Turístico Internacional corra el riesgo de banalizarse debido a la proliferación del mismo en otras celebraciones igualmente dignas, pero a un nivel definitivamente distinto a las cinco que encabezaron dicho sello en un principio, entre ellas, Zamora. Es de esperar que, a partir de ahora, los criterios para acceder a la protección que otorga ser un BIC, se apliquen de manera rigurosa para que este marchamo de calidad no corra suerte parecida.

Aunque la declaración oficial se producirá en unos días, tras la publicación de la resolución de la Consejería y habrá que esperar al año próximo para su materialización, la Semana Santa de Zamora disfruta ya de la protección que entraña estar incluido en la lista de Bienes de Interés Cultural. A partir de ahora, las tareas de conservación deberán extremar el rigor y, además, se pone freno definitivo a la eventual incorporación de elementos espurios que puedan desvirtuar la autenticidad de las 17 procesiones que se suceden en la capital desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección.

Las instituciones zamoranas ya tienen un motivo más para promocionar como se merece a la Pasión zamorana y la ocasión de oro tiene lugar en pocas semanas, con la celebración de la Feria Internacional de Turismo, Fitur, que se celebra en Madrid a principios de año. La presencia de la Semana Santa y de la ciudad de Zamora, su escenario debe tener un papel relevante en el sitio reservado a la provincia en el estand de Castilla y León, como escaparate privilegiado al resto del mundo.

La siguiente fase en la promoción de la Pasión zamorana tiene que venir marcada por una más intensa proyección internacional. Hay una semilla aprovechable con la aparición de sus mejores estampas a través de las portadas de medios prestigiosos ingleses y norteamericanos, entre otros. Progresar en ese camino redundaría en un avance significativo hacia el objetivo último de la Junta pro Semana Santa de Zamora: conseguir la declaración de la Unesco de patrimonio inmaterial de la humanidad. Con el reconocimiento como BIC ya se ha hecho historia, se ha dado un gran paso y demostrado acierto en el camino seguido. La nueva meta, ahora, está ya en París.