En el museo del Holocausto, Yad Vashem, (en palabras del profeta Isaías: "Yo les daré lugar en mi casa de Israel") es un lugar que al visitarlo te sobrecoge, principalmente la sala Yad LaYeled dedicada a la conmemoración de 1'5 millones de niños judíos asesinados por los nazis, está formada por la multiplicación de la luz de una vela que se refleja en miles espejos rotos creando un millón y medio de luces, una por cada uno de los niños asesinados en los campos de exterminio de Birkenau, Dacha, Ravensbrück, Mauthausen, Buchenwald, Natzweiler, Neuengamme, Flossenburg, Treblinka, Belzek, Sobibor, Chelmo, Maidanek Oranienburg, Riga, Kaiserwald, Vilna, Minsk, Kaunas, Lublin y así hasta unos 200, en unos se mataba a los prisioneros con el gas "Zyklon B" y en los pequeños a base de disparos. El silencio en el museo se rompe por la emisión cadenciosa de los nombres de los niños y sus países de origen. Cuando sales de allí debes recorrer la "Avenida de los justos entre las Naciones". Al inicio se contempla el monumento erigido al montón de cadáveres que el Ejército Rojo no le dio tiempo a quemar en Auschwitz. La avenida está bordeada por árboles que significan una nueva vida, en cada uno hay una placa con el nombre de los benefactores que salvaron la vida de algún judío. El Talmud dice: "El que salva una vida salva a la humanidad". También lo dice el Corán (qur'an).

Las orgías de sangre cometidas por los nazis en la Alemania de 1940 hasta el final de la II Guerra Mundial en 1945, la planificación de exterminio de los judíos en los campos y la destrucción de pueblos enteros y las matanzas de sus habitantes, como el cometido a sangre fría de la localidad francesa de Oradour-Sur-Glane, de cuya destrucción escribió, hace unos días, una excelente columna en este periódico, Joaquín Rábago. Los soldados de la 3ª compañía del 1er. Batallón del regimiento Der Führer de la división de las SS, el 10 de junio de 1944, hicieron bien su trabajo. Asesinaron 160 hombres, entre ellos 20 españoles; 245 mujeres y 207 niños. Solo se salvaron unas cuantas personas huyendo por las alcantarillas de una abadía cercana.

En la localidad italiana de Mazarbotto, entre el 29 de septiembre y el 6 de octubre de 1944, los soldados de las SS-Sturmbannführer se entregaron con entusiasmo al asesinato de sus habitantes. El final del macabro espectáculo fue el asesinato de 45 niños menos de 2 años; 110 menores de 10; 316 mujeres; 5 sacerdotes católicos y el resto hasta un total de 770, hombres de diferentes edades.

El 27 de mayo de 1942 el dirigente SS Obergrumppenführer, Reinhard Heydrich, nombrado por Hitler "Protector" de Bohemia y Moravia fue abatido con una granada de mano lanzada por un comando de la resistencia checa. La represalia costó la vida a 1.331 checos, fusilados y ahorcados y la localidad de Lidice, que le cayó en la lotería de las represalias, los 470 habitantes fueron despojados de sus joyas y obligados a entregar el dinero, 716.934 coronas checas, en el banco local, después fueron fusilados y deportados a campos de concentración y el pueblo incendiado.

A los habitantes los sometieron a toda clase de torturas pero no pudieron humillarlos, en grupos de a diez se iban colocando sin ninguna orden delante del grupo anterior fusilado con lo cual hacían retroceder al pelotón de ejecución. Los judíos y los palestinos son dos pueblos orgullosos que prefieren morir antes que sufrir la humillación. Eso ha sucedido durante miles de años y ahora las matanzas bárbaras, crueles, y sobre todo inútiles, de niños en la franja de Gaza no va a cambiar el curso de la historia en esa región.

Algún día habrá un museo del Holocausto palestino en la franja de Gaza como el de Yad Vashem en Jerusalén, que recuerde a los niños asesinados en las casas, calles y playas de Gaza, pero en esta ocasión los responsables serán los hijos de los supervivientes de los campos de concentración nazis, que no aprendieron nada del horror que sufrieron sus padres, porque la maldita propaganda sionista de exterminio ha llenado la cabeza del estiércol del odio. ¡Juzgados los judíos por exterminio como los responsables del Holocausto! ¡Increíble! Pero sucederá. Y, mientras, visitaremos con el mismo respeto que hemos visitado el del Holocausto judío, el museo en Gaza y volveremos a gritar con toda nuestra fuerza Shalom, Salám, Paz .

Al finalizar el recorrido y comprobar la cantidad de gentes que arriesgaron su vida por salvar a judíos, entre ellos el español, Ángel Sanz Briz, sientes que en el mundo no esta todo podrido y recuperas la esperanza en la humanidad.