Sayago es una comarca sencilla, tan bella como acogedora, tierra de buenas gentes y de unos valores endógenos únicos que la convierten en un paraíso de bondades y contrastes allí donde se cruzan las fronteras de España y Portugal. El clima y los paradisíacos parajes de los Arribes del Duero, así como la labor ardua y artesana de los sayagueses y sayaguesas, hacen de Sayago un lugar privilegiado para la crianza y la producción de productos agroalimentarios como la carne, el vino y el aceite, auténticos manjares capaces de satisfacer a los paladares más exigentes.

El periódico "The Guardian" llegó a catalogar a la bodega "El Capricho" como la mejor lugar del mundo para comerse un buen filete de ternera y en él, mira tú por donde, se ofrece la carne sayaguesa una raza de vacuno a la que incluso Miguel Delibes llegó a alabar y a catalogar como "moles de Sayago" al presenciar tan magníficos ejemplares que pueden alcanzar en torno a 650 kilos las hembras y hasta 850 los machos.

Durante siglos las gentes de Sayago llevan trabajando duro, sin prisa, pero sin pausa, de sol a sol, de la anochecida al amanecer, salvaguardando su rico ecosistema de valores materiales e inmateriales. Estos días, en Fermoselle, tenemos la oportunidad de reconocerles su labor consumiendo sus carnes de raza sayaguesa y sus vinos de los Arribes haciéndoles participes de que su trabajo, bien hecho, ha merecido la pena. En la comercialización de los productos sayagueses adecuadamente y a unos precios justos está en parte el futuro de Sayago y de los sayagueses.