tras una infinidad de veces decidido a plasmar el sentimiento que circula por mi interior, hoy ha llegado el día en el que el nervio se adueña nuevamente de la templanza, templanza mermada en exceso por la situación tan insostenible que nos viene acompañando desde fechas irrecordables.

Soy Antonio Rapado de la Iglesia, vecino de la tan mencionada Muelas del Pan, localidad que acoge como vecino consorte a un personaje que cree estar por encima del bien y del mal, personaje que seguro estoy de que en gran cantidad de medios informativos de esta provincia vetará esta publicación, pero yo sigo confiando en la honradez de cuantos ahí trabajáis, y espero que este problema nuestro vea la luz.

No es otro problema que la continua carencia domiciliaria de agua potable con asiduidad casi diaria en esta época estival, algo comprensible sesenta años atrás, pero incomprensible en un municipio que año tras año cuenta con un presupuesto municipal rondante al millón de euros, municipio que cuenta con dos depósitos de abastecimiento, aunque solo funciona el viejo, municipio con un embalse de agua a escasos metros, un municipio que en todos sus anejos presume de dar una cena a sus jubilados, de asar en todos y cada uno de ellos 700 kg de costillas para toda la marabunta de gente que acuda, municipio que gasta lo impronunciable en orquestas, para un municipio que alberga etapas de la vuelta ciclista a Zamora, para un municipio que carece de un bien básico, de agua potable en las viviendas.

Hablamos de tener días de tirar agua potable por el sobrante del depósito a raudales, por no saber aforar el problema, de regar jardines públicos (cada vez en mayor número) con el agua potable, y luego un día sí y otro también carecemos de agua para asearnos tras la jornada laboral, hasta altas horas de la madruga, para cocinar y para beber, tanto donde habitan ancianos, como donde hay bebés.

Es triste ver cómo todos aquellos responsables bailan alegres junto a su verbena y junto a sus fugas de agua, tan surrealista como que a uno se le queme la casa de al lado y tú prefieras seguir en tu diversión, pues eso ocurre en este nuestro municipio.

Lamentable que todos los municipios procuren renovar la Red General de Saneamiento, y en el nuestro que es un mal de tiempos irrememorables aún estemos en esta triste situación que otrora quizá no existió, pero el que escribe jamás conoció.

Suplico se haga público para que al menos esos que muestran ser dueños y señores del pueblo de todos, tomen conciencia y hagan sus labores, las cuales no son demostrar el dominio de las máquinas de la mancomunidad para las fiestas municipales en lugar de buscar el bienestar social.

Y a la par recordar a esta panda de iluminados, que allí donde no existe regla se pone ella sola, pero lamentablemente donde no hay remedio.

Antonio Rapado de la Iglesia

(Muelas)